Difícil
decisión la de poner título al tema a tratar, se podía haber titulado, malas
hierbas o plantas invasoras.
Lo de malas
hierbas porque durante muchos años se les ha considerado a muchas plantas, “malas”, no siendo todas ellas tan malas, de hecho a casi todas ellas
se le ha dado algún uso e incluso suelen estar presentes en las herboristerías,
para mitigar alguna dolencia.
Otro
término que considero mal usado es el de “hierbas” puesto que no todas las
plantas que invaden nuestros cultivos son hierbas, en ocasiones son árboles o
arbustos.
Para mí, en
realidad todas son plantas invasoras, aunque este término, tampoco es correcto,
ya que plantas invasoras se les considera a las plantas llegadas desde otras
partes del planeta, generalmente como ornamentales y que adaptándose a nuestro
territorio se han reproducido desmesuradamente.
No obstante
las llamemos como las llamemos, existen una infinidad de plantas que conviven
con nuestros cultivos compitiendo con ellos en agua, nutrientes y luz, sin
olvidar que cuando estas plantas se desarrollan fuera de los cultivos son muy beneficiosas. Así pues, si
dejamos una parcela sin cultivar durante algún tiempo y esta se cubre de
hierbas conseguiremos que esta cubierta proteja a la tierra de la erosión. Algunas de estas plantas fijarán el nitrógeno, otras con sus largas raíces
extraerán los nutrientes de profundas
capas, a las cuales no llegan las raíces de las hortalizas que cultivamos y que luego al descomponerse y mineralizarse
enriquecen las capas superficiales.
Los árboles
Si alrededor o en los lindes de nuestro huerto
tenemos árboles tales como álamos, chopos, olmos o los invasores ailantos,
corremos el riesgo de que sus raíces invadan el
subsuelo de nuestro huerto. Ante tal amenaza el remedio más eficaz es que
si tenemos la oportunidad de que algún vecino o amigo que tenga un tractor
labre el huerto con una labor profunda cada dos o tres años para mantenerlos a
raya, de lo contrario, si lo hacemos con una moto azada o con herramienta
manual, estaremos condenados a darles labores con mayor frecuencia.
Este huerto hace que se abandono poco más de un año, y
tras una primavera lluviosa ha sido inmediatamente invadido por los ailantos,
al fondo las zarzas van ganando terreno.
Tras la enfermedad
que los olmos han sufrido durante los últimos años, la grafiosis, los grandes ejemplares han
muerto, resurgiendo de sus raíces infinidad de pequeños olmos que formas
impenetrables superficies en un amplio perímetro del viejo tronco, invadiendo
los cultivos próximos.
También los
árboles frutales pueden convertirse en auténticas plagas, como ocurre con los
ciruelos y almendros que son capaces de extender raíces superficiales
de las cuales resurgen nuevos ejemplares, sobre todo cuando estos árboles son
cortados y no se extraen sus raíces y que pueden extenderse por amplias zonas.
Como vemos estos pequeños almendros surgen de las raíces
del árbol que se ve al fondo de la imagen.
Las raíces de los ciruelos son capaces hasta
de traspasar los viejos muros de piedra de los huertos vecinos para
convertirse en inquilinos de nuestro huerto.
Los arbustos
Existen una
grupo de planta que también colonizan nuestro espacio y que tienen un porte
superior al de las hierbas, son los arbustos muchos de ellos sumamente invasivos,
como pueden ser las zarzas o hiedras.
Las zarzas (Rubus)
puede ser que sean los arbustos más invasivos, ocupan lindes, márgenes de
acequias y paredes que dividen los huertos. Son muy difíciles de erradicar
totalmente sin herbicidas y van ganando terreno poco a poco si no se les mantiene
a raya.
El rosal silvestre
o escaramujo, como las zarzas también pertenece a la familia de las rosaceae,
aunque es menos invasiva.
Los muros de
piedra de los huertos pueden ser invadidos por la hiedra (Hedera helix), que en
ocasiones puede formar setos ayudándonos a cerrar nuestro huerto, pero no tardará en crecer desmesuradamente, ocupando demasiado espacio e impidiéndonos el
tránsito. Sus tallos leñosos llegan a tener grandes dimensiones, siendo
necesario el uso de motosierras para erradicarlas.
Otra planta con
porte de arbusto es la clemátide, capaz de trepar por los árboles e invadirá paredes, aunque menos agresiva que las anteriores,
puede darnos problemas, allá donde crezca, si descuidamos el huerto durante
algún tiempo.
Las hierbas
Son plantas de bajo porte y que sería imposible
enumerarlas todas, puesto que cualquier planta que crezca donde no debe se
puede considerar perjudicial. Por lo tanto describiré las más comunes en mi
entorno y las que mejor conozco.
De la familia de
las ambrosianáceas el Xanthium spinosum, que se le da los distintos nombre,
según las distintas regiones de abreojo,
cardo de tres puntas, etc… es uno de los
cardos más comunes en los cultivos, aunque no es excesivamente perjudicial
(siempre que no lo dejemos que se expanda excesivamente). Sus semillas, con
garfios, se adhieren al la ropa, al pelo
de animales y lana de ovejas, esparciéndolo posteriormente por la tierra y sobre todo por el estiércol
con el que fertilizamos el huerto.
Las correhuelas son difíciles de erradicar,
pues si no se dan labores profundas al suelo, no se acaba con sus raíces, y
entre el manto de tierra laboreada crecerán sus tallos subterráneos, que suelen
resurgir si las condiciones climatológicas son propicias al poco tiempo de
haber labrado el huerto.
Las correhuelas de la familia de las
convolvuláceas son fáciles de identificar por su flor en forma de campanilla.
Las lechugas bordes, de la familia de las
compuestas y de género Lactuca,
suelen estar presentes en todos huertos.
También las cerrajas o cerrajones son
compuesta, del género Sonchus, muy
comunes.
La mielga (Medicago
sativa) es una leguminosa muy cercana a la cultivada alfalfa, y se
caracterizan por tener unas raíces muy profundas.
Las malvas tienen una gruesa raíz pivotante
que dificulta su extracción a mano. Además si cuando intentamos arrancarla dejamos parte de su raíz en la tierra, esta brotará incluso con más fuerza.
Flor de malva.
No todas las malas hierbas son plantas
silvestres, las acelgas (Beta vulgaris)
puede darnos muchos problemas, si dejamos que sus semillas se esparzan libremente
por el huerto y que generación tras generación irán perdiendo sus caracteres
originales, convirtiéndose en plantas asilvestradas y de baja calidad como
verdura.
De la familia de las quenopodiáceas, como la
acelga, también es el cenizo, aunque este del género Chenopodium, y que se conoce en muchos lugares por el nombre de
bledo.
La Stellaria
media, conocida por los nombres de álsine, pamplina, hierba pajarera,
hierba de las gallinas, etc… es una pequeña planta que crece cuando hay humedad
en la tierra, prefiriendo tierra finamente labrada con motoazada, llegando a
tapizar grandes superficie cuando las condiciones le son favorables.
El Solanum
nigrum, emparentado cercanamente con la patata. Si dejamos que sus bayas
maduren caerán al suelo cuando intentemos arrancarlas e infectarán el suelo con
sus semillas.
La verdolaga (Portulaca
oleracea), es una planta silvestre que en ocasiones se planta como verdura,
pues sus hojas mucilaginosas se pueden comer en ensalada. Pero en cada una de
sus flores se formará un cápsula que liberará cientos de semillas por nuestro
huerto.
Una pregunta. No pasa nada si nos comemos las semillas de la verdolaga?
ResponderEliminarla verdolaga se suele utilizar en ensaladas, además se el atribuyen propiedades medicinales. En cuanto a sus semillas, desconozco si tienen alguna propiedad, la verdad es que son tan diminutas que aunque las comamos, creo que no nos afectaran, ni para bien, ni para mal.
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