sábado, 9 de noviembre de 2013

FRUTOS DEL OTOÑO

Con la llegada del otoño, los humanos nos sentimos más deprimidos, debido a la terminación de nuestras vacaciones o quizás, a que cada día que pasa, la noche va ganando horas al sol, poco a poco y minuto a minuto, además de la bajada de la temperatura.
Seguramente para la fauna que nos rodea el otoño es un tiempo de abundancia y temperaturas suaves. Con su llegada la hierba vuelve a brotar después del reseco y cálido verano e infinidad de frutos maduran tanto silvestres como cultivados. Además no solo es importante la gran variedad de frutos, sino que  también es importante la riqueza nutritiva que estos frutos tienen, pues son los más dulces y concentrados, haciéndolos atractivos para una gran variedad de aves y mamíferos que encuentran en ellos un gran aporte energético que acumulan en forma de grasa que les ayudarán a pasar el duro invierno.
En otoño muchas aves de las que aquí criaron se marcharan a África, pero recibiremos un importante número  de aves del norte y centro de Europa, unas para quedarse y otras continuarán su camino más al sur, encontrando al llegar una  despensa llena de alimentos.
Tan importante es la variedad y riqueza de estos frutos que muchas especies cambiarán sus hábitos alimenticios, así pues, muchos pájaros insectívoros complementarán  su dieta durante estos meses con moras, higos o uvas.  Los mamíferos se aprovecharán de estos recursos y como no, también los insectos se llevarán una gran parte de este preciado botín.
No en todos sitios estos frutos maduran a la misma vez ya que dependerá de la climatología de cada lugar e incluso habrá sitios en que unos determinados frutos sean habituales mientras que otros serán raros.
Todos los datos que  aquí doy están recogidos en  las sierras turolenses, entre los 950 a 1100 metros de altitud sobre el nivel del mar, o sea,  un clima bastante frío que hace que todos los frutos en general maduren más bien tarde.


Las moras (Rubus) son uno de los primeros frutos que maduran en el otoño, se pueden encontrar desde finales de verano hasta  finales de octubre o incluso principios de noviembre, todo depende de las lluvias o el frío que haga. Son consumidas por  muchos pájaros y algún que otro mamífero.




Los higos (Ficus carica) maduran a la vez que las moras y también entran a  formar parte de la dieta de las aves y mamíferos, pero además son muy visitados por insectos. En la  secuencia de fotos se puede apreciar como dípteros y heminópteros se alimentan habitualmente de los dulces higos.




Las bayas del saúco (Sambucus nigra) también son del agrado de muchas aves.




Las endrinas (Prunus spinosa), aunque de sabor muy áspero, hasta que maduran, luego son muy dulces y hasta el hombre  las usa para hacer pacharán.




También los frutos del rosal silvestre entran en la dieta de muchas especies, diseminando sus semillas al no ser digeridas por el sistema digestivo.




De la familia de las rosaceae al igual que los rosales silvestres tenemos  al majuelo  o espino albar (Crataegus) que dan como fruto las majuelas que son un excelente alimento para muchos pájaros en esta época.




A principios de mes de octubre los frutos del azarollo (Sorbus domentica) son  prácticamente incomestibles por su aspereza y acidez, habrá que esperar a que el otoño avance y las azarollas tengan el aspecto de pasadas para que se puedan consumir. 






Las aves, zorros y tejones encuentran en las uvas (Vitis vinífera) un importante complemento para su dieta.



 Las frutos del almez (Celtis australis), están constituidos por un gran hueso recubierto de una fina piel, sin apenas pulpa pero que resulta ser de sabor tan  dulce que hasta el hombre lo consume.




Muchas aves son capaces de romper la cáscara de las almendras (Prunus dulcis) para obtener el nutritivo fruto, sobre todo las variedades de  cáscara blanda.  También jabalíes, roedores y zorros son capaces de acceder a la preciada almendra cuando esta ha caído al suelo.




A mediados de otoño la verde y gruesa capa que protegía a la nuez mientras se formaba, va secándose y desprendiéndose del fruto.




Una vez que las nueces han caído al suelo a veces ayudadas por el viento,   es cuando más al alcance de la fauna están.



Pero sin duda alguna el árbol mejor adaptado al duro entorno de estas sierras, es la carrasca (Quercus ilex ballota), subespecie de encina adaptada a condiciones más duras y con menos porte que esta y que en Aragón cubre grandes superficies, produciendo importante cantidades de bellota, que son la base alimenticia de muchas especies tales como jabalíes, roedores, palomas torcaces y otras aves.




Las  larvas de muchos insectos encuentran en las bellotas su alimento y que a su vez gran parte de  estas son consumidas por especies insectívoras, pasando a formar parte de la cadena trófica.



Si sentimos curiosidad por saber si todos estos frutos forman parte de la dieta de la fauna solo hace falta observar a las especies. Si nos escondemos debidamente junto a una viña, un zarzal o en cualquier lugar donde haya frutos maduros   podremos ver como los estorninos, por ejemplo, dan buena cuenta de las uvas, y también a currucas y a otras aves insectívoras las sorprenderemos comiendo moras o picoteando higos. Pero aunque no podamos verlas comer, podemos deducir de que se compone su dieta observando los excrementos que encontremos por el campo.
El consumo de estos frutos por parte de la fauna beneficia notablemente a las especies que los producen, pues gracias a estos consumidores sus semillas sin digerir son repartidas por un amplio territorio, y hasta el caso de las semillas que son totalmente destruidas al ser digeridas, como pueden ser las almendras, nueces y bellotas, pueden también sacar provecho, pues muchas especies, como pueden ser aves o roedores tienen como costumbre almacenarlas en despensas bajo tierra, y que en ocasiones, por diversas circunstancias no son todas consumidas, germinando muchas de ellas y dando origen a nuevos ejemplares. Cumpliendo así dos objetivos que las especies tienen: uno de ellos colonizar nuevos territorios y el otro nacer lejos del árbol materno y del resto de las semillas que ha producido para no entrar en competencia. 



A la izquierda excremento de zorro depositado en lo alto de una mata, costumbre habitual de esta especie, en ella se puede observar, rodeada con un círculo rojo una semilla de uva entre otras muchas. Rodeado con un círculo verde algo que a simple vista es imposible de identificar, pero con un ligero análisis sobre el terreno, a la izquierda podemos comprobar que se trata de piel sin digerir de una pequeña ciruela recubriendo su hueso tal y como se ve en la foto, también se aprecian las pieles de las uvas e incluso algún pelo de mamífero, posiblemente de roedor o algún conejo.




En esta ocasión el festín del zorro ha sido a base de moras, se puede deducir por el color de sus heces y los gránulos que corresponden a las semillas.




Los higos son tragados con tal voracidad por los zorros que no pierden tiempo ni tan siquiera en masticarlos, digiriendo tan sólo su pulpa y expulsando semillas y pieles como se puede apreciar en la ampliación de la foto a la derecha.




También las aves delatan su dieta por el color de sus excrementos, los colores morados corresponde a frutos como moras o bayas de saúco, en este caso depositado sobre una piedra, pero es muy común que las deyecciones se esparzan por las hojas de los árboles o arbustos de que se alimentan.


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