miércoles, 30 de octubre de 2013

FAUNA URBANA

En los últimos años la fisonomía de las ciudades ha cambiado considerablemente. Nuevos  parques se han construido, las viejas fábricas ubicadas en los barrios de las ciudades se trasladaron a polígonos industriales, en su lugar se han realizado nuevas urbanizaciones con amplias plazas y jardines. También se han construido grandes avenidas,  zonas peatonales,  grandes superficies de césped y  largas hileras de árboles en muchas de estas avenidas. Todo este nuevo paisaje ha venido a reforzar  a los viejos y asentados parques, donde mientras unas especies van en recesión otras se expanden, adaptándose a  este nuevo ecosistema. Especies sumamente ariscas se convierten en confiados habitantes urbanos, aprovechando la protección y los recursos que la ciudad les ofrece.
 Todo esto ha contribuido a que se creara un nuevo ecosistema, aunque alguien puede pensar que es un ecosistema artificial, creado por el hombre. Tengo que decir que no es más artificial que las huertas de las riberas de nuestros ríos, los grandes pantanos que el hombre ha creado y que han sido repoblados por infinidad de especies foráneas, o los viejos  paisajes de los cultivos de cereales que parecen formar parte de la propia naturaleza desde siempre y que al fin y al cabo fueron tierras robadas a ecosistemas naturales, principalmente a los encinares que en su día cubrieron gran parte de la Península Ibérica.
El hombre ha creado zonas de césped, ha plantado arbustos, algunos de ellos formando setos, ha traído una gran diversidad de árboles  de lugares muy lejanos, ha construido fuentes y estanques e incluso pequeños lagos artificiales.
También ha introducido algunas especies animales, pero la gran mayoría de la fauna de nuestras ciudades  ha llegado por sus propios medios.
A nuestras ciudades ha llegado todo tipo de fauna, sobre todo algunas aves,  otras  ya estaban aquí desde hace mucho tiempo, como también estaban algunos mamíferos o reptiles.
Si hacemos un recorrido por cualquiera de nuestras ciudades, en mi caso en la ciudad de Zaragoza,  podremos contemplar  a una gran variedad de fauna.
Entre los mamíferos que pueblan las ciudades, los más abundantes son los roedores, sobre todo ratas, que ocupan los solares abandonados y las zonas periféricas, y de vez en cuando  podemos ver algún ratón, también es frecuente que en estos  mismos solares  encontremos conejos además en abundancia, a juzgar por la gran cantidad de excrementos que se  amontonan en sus letrinas. Con tanto roedor no podía faltar un depredador  que frenará a tan prolíficos seres, la comadrejas, que aunque tan solo se la puede ver en contadas ocasiones suele estar presente en la periferia de las ciudades, otro carnívoro habitual son los gatos asilvestrados.

El parque José Antonio Labordeta  en Zaragoza, fue inaugurado en 1929. Se puede decir que las especies vegetales que lo pueblan están sobradamente consolidadas. Entre ellas cabe destacar las grandes superficies de pinos piñoneros, hileras de plátanos, magnolias, tilos, distintas cupresáceas, algunas de ellas formando setos, y una lista interminable de árboles tanto de la Penínsulas como otros llegados de cualquier lugar del mundo y que ocupan un lugar dentro del jardín botánico que está situado dentro del propio parque. Este entorno de unas 40 hectáreas, es el lugar ideal para que la fauna se instale.  


 
Los gatos bien podían ser un  importante eslabón en la cadena alimenticia, si no fueran alimentados desmesuradamente por los vecinos. En la imagen uno de los gatos se alimenta de un plato con pienso. Estos hábitos favorecen el aumento de la población de estos felinos, dejándolos en parte al margen del ecosistema urbano.


Es frecuente encontrase, distribuidos por parques y solares infinidad de bandejas con agua y grandes cantidades  de alimento para gatos que son incapaces de consumir, sirviendo en ocasiones de alimento para ratas.



Aunque los gatos estén sobre alimentados, no pueden resistir el instinto predador que tienen, y no desprecian la  oportunidad de cazar algún pájaro o roedor que se ponga a su alcance. En la imagen restos de palomas cazadas por gatos.


Pero aún habiendo una altísima población de gatos, las ratas siguen siendo muy comunes en solares abandonados y en las inmediaciones de cursos de agua.


Este mismo escenario suelen estar presentes los reptiles, tales como lagartijas, y salamanquesas que siente predilección por muros o paredes a ser posible de piedra, e incluso nos podemos topar con alguna culebra, que habitan la periferia de las ciudades y también los  solares de nuestras ciudades y que actúan  como predadores contra los roedores.


 Las lagartijas se pueden ver en cualquier parte de nuestra ciudad, a veces correteando por nuestras aceras.



Las salamanquesas son capaces de colonizar cualquier edificio de nuestras ciudades. En este caso una pequeña salamanquesa en  una terraza. Aunque se le puede ver por el día, en los calurosos días de verano son principalmente nocturnas.



Pero el tipo de fauna más conocida y que más llama la atención  a cualquier ciudadano son las aves, teniendo una gran muestras de ellas, siendo las más habituales la pertenecientes al orden de los paseriformes. 


Aunque en claro retroceso, el gorrión (Passer domesticus) ha sido desde siempre el pájaro popularmente mas conocido. Ligado siempre al  hombre tanto en las ciudades como en los pueblos.


Otro paseriforme que suele ser frecuente y que quizás este en una ligera expansión, es el gorrión molinero (Passer montanus). Se diferencia del anterior en que su píleo es marrón, tiene manchas negras a ambos lados de las mejillas y la mancha negra de la garganta no se extiende por todo el pecho. En esta especie tanto el macho como la hembra son parecidos.



Otro  pájaro que experimentó una gran expansión en los años 60 y 70 es el estornino negro (Sturnus unicolor), en estos momentos también en recesión. Durante la época de cría se alimenta de insectos, mientras que en otras épocas del año causa grandes daños a la agricultura alimentándose de cerezas, olivas, y diversos frutos maduros. El color amarillo del pico de este  ejemplar  nos indica que la foto está hecha en época de cría.


 El mirlo común (Turdus merula) y zorzal charlo (Turdus viscivorus) de la familia de los túrdidos  son dos de las especies que en los  últimos años más provecho le han sacado a  nuestros parques.




De las tres lavanderas que pueblan la Península Ibérica habitualmente la lavandera blanca (Montacilla alba) es la más común, he podido  constatar que en casi todas farolas de algunas de nuestras grandes avenidas habían construido su nido.


También el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) puede ser visitante de nuestros parques y jardines, sobre todo en invierno.



Entre los papamoscas, él mas habitual es el papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) que aumenta el número de individuos a finales de verano y otoño debido a la dispersión de los jóvenes nacidos en el año y a la llegada de poblaciones mas norteñas. En la fotografía un macho con el plumaje que presentan en la época de celo.



Entre los fringílidos posiblemente el mas común sea el verdecillo (Serinus serinus). Muy prolífico saca adelante dos o incluso puede que tres nidadas a lo largo del año.


Los setos de cupresáceas son entre otros el lugar ideal para que el verdecillo ubique sus nidos.





Otro fringílido muy común y abundante en invierno es el pinzón vulgar (Fringilla coelebs).


Aun estando representadas en nuestros parques varias especies del genero Carduelis quizás la mas común  sea el verderón (Carduelis chloris).


Al igual que los pájaros, las columbiformes también tienen su espacio en las zonas urbanas. Representadas no solo por la paloma común, la paloma torcaz y la tórtola turca están presentes en muchas de nuestras ciudades.


A sido tan grande la expansión de la tórtola turca (Streptopelia decaocto), que es casi imposible dar un paseo por cualquier ciudad o pueblo, sin tener la oportunidad de ver alguna. 



 Las palomas torcaces (Columba palumbus) no solo aprovechan los estanques y lagos artificiales para beber, sino que les sirve, como a otras tantas aves, para bañarse y poner a punto su plumaje.


Entre los córvidos la mas abundante de las aves urbanas puede ser que sea la urraca, que años atrás se le persiguió en las zonas rurales, considerada como alimaña fue diezmada e incluso aniquilada en muchos pueblos de nuestra geografía.


La urraca o picaraza (Pica pica), ha encontrado un ecosistema a su medida, entre los árboles urbanos hace sus nidos y sobrevive sin ser perseguida. Cumpliendo una excelente misión reguladora de poblaciones de pajarillos, insectos y hasta en una ocasión vi como devoraba una pequeña rata.


En todas las ciudades que sean atravesadas por grandes ríos, o se encuentren cerca de embalses, sus orillas serán  ocupadas por aves acuáticas, pero tan solo la cigüeña dejará sus orillas para adentrarse en el propio casco urbano donde construirá sus nidos en iglesias y edificios altos.


En algunas ciudades se les ha facilitado lugares donde ubicar sus nidos. En este caso la chimenea de una vieja fábrica se ha conservado para tal fin, aprovechando su entorno para construir una plaza.


Por último agregar a esta lista, que todavía podría ser más larga, las especies que el hombre ha introducido.


La cotorra gris argentina (Myiopsitta monachus) procedente del hemisferio sur, concretamente de Sudamerica, le hubiera sido imposible colonizar nuestra Península, si no hubiera escapado de las jaulas en que el hombre las mantenía como mascotas.


 Las diferentes variedades de patos domésticos que se han asilvestrado, pueblan gran parte de nuestras riberas urbanas, algunos fácilmente confundibles con su pariente cercano el ánade real (Anas platyrhynchos) y que con el cual, en algunos casos comparte su hábitat.


También el pato criollo o de berbería (Cairina moschata) prolifera en los medios acuáticos de las ciudades, en el que cría con éxito.


Aunque en  muchos de nuestros parques se han introducido algunas especies de cisnes, la mas común es  el cisne vulgar (Cygnus olor). A pesar de ser una de las aves ornamentales que desde hace muchos años se introducen en los jardines por su belleza y elegancia, no conozco ningún caso en el que se haya reproducido en el entono que se le ha asignado.


Como podéis comprobar las ciudades no están tan muertas como parece, son los ojos de los ciudadanos los que no están habituados a observar la naturaleza que se entremezcla con el asfalto. Así que si sentís interés por lo que os rodea, solo tenéis que salir un domingo por la  mañana a cualquier parque de vuestra ciudad  y permanecer atentos a todo vuestro entorno para poder ver algunas de las especies que aquí os muestro y que os puedo asegurar que no están todas.

sábado, 19 de octubre de 2013

LA MARIPOSA BLANCA DE LA COL (Pieris brassicae)

La mariposa blanca de la col pertenece a la familia pieridae, es muy común y conocida en toda la península, pues se trata de una bella mariposa que se puede ver volando  gran parte del año. La que no es tan bella, ni se le conoce tanto es la fase de oruga por la cual pasan todas las mariposas.
Contaba con trece años cuando cayó en mis manos unos  libros de biología, en los que  uno de sus tomos estaba dedicado a los insectos, en él estaban representados todos los insectos que conocía y varios, que no tenía ni la menor idea de que existían, entre ellos me llamó la atención la metamorfosis que la Pieris brassicae experimenta a lo largo de su vida.

Aunque ya conocía el ciclo de todos los insectos por el que pasan,  huevo-larva-crisálida, pupa o ninfa-adulto o imago, las fotografías de aquellos libros me ayudaron a identificar a unos “gusanos” verdes amarillentos y a los cuales odiaba  mi madre, porque aparte de que para la mayoría de la gente eran "asquerosos", acababan con sus macetas de alhelíes. 

La mariposa blanca de la col no solo se alimenta de coles como su nombre indica, es capaz de alimentarse de cualquier brasicácea silvestre o cultivada como los  de alhelíes de la imagen.

Una mañana de primavera, salí a la terraza donde mi madre tenía sus macetas y observándolas me di cuenta que entre las hojas de alhelí había una puesta de Pieris brassicae, corté la hoja de alhelí y la guarde en una caja. No tardaron las pequeñas orugas en salir de su huevo, mientras yo procuraba que no le faltaran hojas frescas y las mantenía ocultas para que no las viera mi madre, que seguro me obligaría a deshacerme de ellas, e incluso les llegue a construir un pequeño terrario o mejor dicho un insectario con uno listones de madera y plástico transparente.

Seguí todo su proceso, anotando minuciosamente su evolución, en un viejo cuaderno, en el cual anotaba también datos de otros animales. A estas anotaciones le acompañaban unos dibujos con los cuales intentaba plasmar todos los cambios que las orugas experimentaban.
Hace ya muchos años que perdí aquel cuaderno, pero en ocasiones he podido volver a ver la transformación de estos seres aunque solo de forma parcial.
Con el motivo de la creación de este blog, una mañana al ir a mi huerto y encontrarme con varias puestas de esta mariposa en mis coles, pensé que podía ser un buen tema para ofrecer a mis seguidores, y a la vez me serviría para  recordar los datos anotados en el cuaderno que perdí. 


La hembra va en busca de las brasicáceas para realizar la puesta, aunque en este caso esta ante una col, durante el periodo que no encuentra plantas cultivadas, sobre todo en primavera, las puestas las realiza sobre brasicáceas silvestres, como pueden ser jaramagos, rabanizas, etc…



Deposita la puesta generalmente en el envés de las hojas, en racimos que se aproximan o incluso superan el centenar de huevos.



 Después de unos pocos días de realizar la puesta, los huevos cambian de aspecto, transparentándose en el extremo superior del huevo un puntito negro que corresponde a la cabeza de la oruga, cuando esto sucede falta muy poco para que  eclosionen los huevos y se liberen  las diminutas orugas.



Las orugas comienzan a comer nada más nacer,  permaneciendo todas juntas y tejiendo en la superficie de la hoja una fina tela de seda que supongo que les ayuda a mantenerse adheridas a la planta que las alimenta.


Entre el tercer o cuarto día, realizan una muda, y su aspecto cambia de casi totalmente verdoso a más amarillento.


Con cinco días después de su nacimiento las orugas siguen permaneciendo juntas.



Al sexto día vuelven a cambiar la muda.


Las orugas, como todos los insectos tiene tres pares de patas, pero además como se ve en la imagen posee cuatro pares de pseudopatas o falsas patas, las cuales le ayudan a mantenerse aferrada a las hojas.


Con diez días las orugas son cada vez más voraces y se muestran menos gregarias.


En ocasiones las orugas de diferentes puestas se juntan en la misma col, en estos casos se desata una autentica plagas capaz de acabar con toda la cosecha de coles.


Para evitar el ataque de los predadores las orugas están recubiertas de unos pelo que posiblemente simulen los pelos urticantes de otras especies de orugas, aunque en el caso de la Pieris son totalmente inofensivos, además segregan de su boca un líquido verdoso y con un ligero olor nauseabundo que las hace inapetecibles para cualquier comensal. 




Después de trece días del nacimiento de las orugas, y tras estar vagando por las inmediaciones del lugar en que nacieron, buscas un lugar, de su agrado, para convertirse en ninfas. En la imagen señalada como nº 1  la oruga se sujeta de forma vertical con un resistente hilo de seda que rodea su cuerpo a la vez que  el extremo inferior de su cuerpo lo sujeta a la pared con otro punto también de seda, en este estado puede permanecer varias horas, de 6 a 20 según mis observaciones, durante las cuales se agita convulsivamente. Pasado este tiempo el “traje” de oruga se desprende, tal y como se ve en la imagen nº 2. En pocas horas la ninfa tomará el aspecto de la imagen nº 3 y así permanecerá, con leves cambios en la coloración, imagen nº 4. Un día antes de la aparición de la mariposa, la trasparente piel de la ninfa deja ver las alas ya formadas, imagen nº 5. Y tras diez días en este estado la que fue una fea oruga se ha convertido en una bella mariposa, imagen nº 6. En la pared queda tan solo el trasparente envoltorio de lo que fue una oruga y ahora es una mariposa, imagen nº 7.



Aunque anteriormente hemos visto en que estado sale la mariposa de su ninfa, quiero aportar esta foto, desde otra perspectiva, donde quizás se aprecie mejor el detalle de sus alas, que en los primeros momentos de su nueva vida son  como una pesada capa imposible de dominar, hasta que poco a poco, se van extendiendo y van cogiendo tono.


Aunque  ya he descrito el tiempo que este proceso ha durado desde que nacieron las orugas voy a repetirlo. Desde el nacimiento a la formación de la ninfa 13 días, en estado de ninfa 10 días hasta que surgen las mariposas, en total 23 desde el día que eclosionaron los huevos. Estos datos no siempre son así pueden depender de la climatología, puesto que en días lluviosos las orugas permanecen inactivas bajo el envés de las hojas, protegidas del agua, con lo cual no se alimenta o se alimentan muy poco. Lo mismo sucede en días fríos que afecta al desarrollo tanto de orugas como de ninfas, atrasándose notablemente si las inclemencias son extremas y prolongadas.
El seguimiento de este proceso ha sido realizado con temperaturas, diría yo, que muy benignas, con unas mínimas de 13º C y unas máximas de 26º C. aunque no tengo datos de otros seguimientos anteriores tengo la sensación de que el proceso completo duro algo más.
No es necesario describir las características de esta mariposa tan conocida, pero sí que creo que es necesario describir las diferencias entre machos y hembras que muestro en las fotos de abajo. Además un dato que me sorprendió, aunque tan solo son observaciones mías, es que de veinte ejemplares que se convirtieron en mariposa tan solo cuatro eran macho y los ejemplares de mayor tamaño fueron hembras. 




A la izquierda el macho, se caracteriza por tener los bordes de las alas delanteras negros, siendo todo el reto del ala de color amarillo. La hembra a la derecha, además de tener negros los bordes del ala muestra dos puntos negros, en cada una de sus alas delanteras.





jueves, 10 de octubre de 2013

EL HUERTO DEL NATURALISTA

Creo que a todo naturalista, amante de la vida sana y del contacto con la naturaleza, le gustaría tener su propio huerto, donde cultivar sus propias frutas y verduras, sin productos fitosanitarios de síntesis.
 Pero no solo el huerto es una despensa para alimentar de forma sana a la familia, sino que también es un espacio desde el cual, el naturalista observa para conocer mejor lo que sucede bajo la tierra que pisa, en su superficie y en su entorno a la vez que realiza las tareas que el huerto necesita. 
 Os voy a hablar de mis experiencias y conocimientos que he adquirido en el cultivo de mi propio huerto, que anteriormente cultivaron mis padres, mis abuelos y posiblemente también los padres y los abuelos de mis abuelos. Situado en el Sistema Ibérico Turolense, que con su climatología  le da unas características especiales.
 La parcela es bastante amplia y mis antepasados la cultivaron toda, yo tan solo cultivo una superficie de unos 200 metros cuadrados, destinados al cultivo de hortalizas, más unas cuantas parras y unos pocos árboles distribuidos por los lindes de la parcela.

Vista parcial de mi huerto, situado a 1000 m de altitud, hay una amplia variedad de hortalizas, aunque en ocasiones las cosechas son tardía. Aunque años atrás todo su entorno era cultivado, en estos momentos todo está abandonado. Creo que su aislamiento dificulta la llegada de plagas.

En esta ocasión daré repaso general al tema y quizás más adelante dedique algún tema a la preparación de la tierra y las distintas labores que requiere, al tratamiento fitosanitario con productos ecológicos, a los seres que lo habitan, al cultivo concreto de cada una de las  hortalizas que en nuestras latitudes se pueden cultivar.  También hablar de las numerosa variedades de cada una de las especies cultivables que podemos encontrar,  tenemos infinidad de ellas, cada una con unas determinadas características y adaptadas a diferentes climas y suelos. Unas se cultivan por ser más productivas, otras por ser de mejor calidad aunque sean menos productivas, algunas se adaptan mejor a nuestro clima y suelo, etc., en definitiva, con alguna limitación tenemos para todos gustos y necesidades, y vivamos donde vivamos seguro que seremos capaces de cultivar nuestro propio huerto ecológico. 


 En ocasiones encontramos verduras ecológicas en el mercado que son pequeñas, tienen manchas y en general mal aspecto.  Todos estos  productos son  totalmente ecológicos, como  se puede comprobar en la imagen,  tienen un tamaño considerable y un aspecto inmejorable. No han recibido ningún tipo de tratamiento fitosanitario, tan sólo se ha fertilizado la tierra con estiércol de oveja aunque podemos utilizar cualquier tipo de estiércol, preferiblemente bien compostado. 


Esta cebolla con 2,670 kilogramos, tan solo
ha sido fertilizada con estiércol, y sin ningún 
tipo de tratamiento fitosanitario,
En cuanto al uso de productos fitosanitarios, suelo usar los que estan  permitidos en agricultura ecológica, aunque soy  bastante reacio a su uso, y tan solo los utilizo  en casos extremos.

En la agricultura ecológica no se usan productos fitosanitarios de síntesis, tan solo productos de origen natural, aunque no es la primera vez que se utiliza un producto   natural que al final resulta ser más tóxico que algunos de síntesis, como es el caso de la rotenona, insecticida extraído de plantas tóxicas y que durante algún tiempo utilicé con éxito contra pulgones y mosca blanca. En la actualidad ha sido retirada del mercado por su elevada toxicidad, e incluso la relacionan con el parkinson.

En ocasiones nos encontraremos con plagas imposibles de erradicar con medios ecológicos, en tal caso, y si no queremos perder la cosecha,  nos veremos obligados a utilizar productos sintéticos, aunque recomiendo que se haga con prudencia, respetando las dosis indicadas   y los plazos de seguridad. Existen productos poco agresivos a pesar de no ser naturales. Hay que recordar que la agricultura ecológica, tanto a nivel del aficionado como a nivel comercial no solo beneficia al que consume sus productos sino que beneficia a la fauna, al entorno y en general a todos nosotros.


Si nos vemos obligados a utilizar productos fitosanitarios, mejor utilizar los permitidos en agricultura ecológica. En la imagen muestro algunos de ellos, delante a la izquierda insecticida a base de Bacillus thuringiensis, muy efectivo contra las orugas en general. Yo lo uso con éxito sobre todo contra la mariposa blanca de la col; a la derecha los polvos amarillos de la bolsa blanca es azufre, igual que el que usan en las ciudades y que  se esparcen en las esquinas de los edificios  para evitar que los perros  orinen en ellas, da excelente resultado contra hongos, como el mildiu o el oídio y también se puede usar contra  ácaros tales como la araña roja, arañuelo, etc, el azufre en polvo se espolvorea uniformemente sobre la planta; al fondo azufre mojable, es igual que el anterior pero en este producto se puede diluir en agua y aplicarlo con una fumigadora, cabe destacar que el azufre es un producto preventivo y que preveremos los tratamientos antes de que se establezca la plaga; en medio de la imagen un fortificante a base de extractos y aceites esenciales.

Escarabajo de la patata, adulto.
No solo utilizando  productos fitosanitarios mantendremos a raya a las plagas. En el caso  del escarabajo de la patata podemos retirar los insectos a mano, tanto los adultos, larvas y también sus puestas. Los podemos recoger en un recipiente y nos aseguraremos de destruir todos los insectos.







Las puestas del escarabajo de la patata son muy parecidas a las puestas de la mariposa blanca de la col, aunque las primeras las encontraremos en las patatas   y las segundas en las coles, ambas son perjudiciales y debemos destruirlas.


Además contamos con aliados para mantener a raya a los insectos, la mariquita (Coccinella septempunctata) a la izquierda, es una gran depredadora de pulgones, aunque existen muchos más insectos beneficiosos como la luciérnaga, a la derecha que se alimenta de los dañinos caracoles.

En cuanto a la elección de las semillas, hay para todos los gustos, yo personalmente compro algunas de ellas y otras las obtengo de las cosechas anteriores, como es el caso de una variedad concreta de tomate, con la cual realizo mi propio plantero.

Semillas recolectadas de cosechas anteriores, a mí me dan excelente resultado. Hay que  tener la precaución de limpiarlas correctamente, así como de asegurarse de que no contienen huevos o larvas de insectos en su interior antes de guardarlas. Para conservarlas utilizaremos pequeños frascos con el cierre lo más hermético posible y las colocaremos en un lugar sin luz, seco y fresco. En ocasiones pueden durar durante varios años. Sobre todo no utilizaremos las semillas de plantas híbridas, las que estén excesivamente seleccionadas   o aquellas que hayan sido modificadas  genéticamente. 

También podemos adquirirlas en cualquier tienda especializada e incluso las que venden en las secciones de jardinería de las grandes superficies pueden servirnos. Sobre todo hay que probar y recordar que marca de semillas hemos plantado.

Si lo preferimos y sobre todo no tenemos tiempo para dedicarle a la elaboración de nuestro propio plantero o siembra directa con semillas podemos recurrir a los planteros que encontraremos en los viveros, aunque no de todas las plantas. 

En la imagen de arriba en primera línea, lechugas recién plantadas, segunda y tercera línea coles. Durante la plantación calcularemos las distancias a guardar entre plantas, existen unos marcos de plantación para cada una de nuestras hortalizas, en este  caso las lechugas seria 30X25 y las coles 60X50 la primera cifra correspondería a la distancia ente los surcos y la segunda la distancia entre las líneas, estas medidas son orientativas pudiendo variar ligeramente según el espacio disponible. No obstante calcularemos el tamaño de la planta cuando haya alcanzado su máximo desarrollo. Inmediatamente después de trasplante  regaremos abundantemente y mantendremos la humedad durante los primeros días.

Si no falta el riego y las condiciones sobre todo climatológicas son favorables, en pocos días, las plántulas habrán arraigado, sobre estas líneas las lechugas y coles de la imagenanterior con cuatro semanas de plantación.

Con ocho semanas la lechugas ya se pueden ir recolectando, mientras las coles continúan con su desarrollo.


La diferencia entre variedades se puede comprobar en estas dos clases de judías de enrame, a la izquierda con tonalidad rojiza la buenos aires roja a la derecha la variedad helda, no solo existen diferencias en la coloración de su vaina, aunque las dos son  excelentes, hay pequeñas diferencias, en cuanto a la calidad y producción. 

También en las lechugas de da una gran diferencia entre variedades, y además de la lechuga más común que encontramos en el mercado, la romana, existen  otras tan diferentes como las de la foto de arriba. A la izquierda con tono morado variedad hoja  de roble, a la derecha de color verde claro la Batavia, también se diferencian en su sabor y textura.

Otro obstáculo con el que nos toparemos, en el cultivo de nuestro huerto, son las malas hierbas. Para combatirlas evitaremos que las semillas de las hierbas que crecen alrededor del huerto maduren, segando o labrado la periferia de este, también por supuesto las que nacen dentro de él. Abonaremos con estiércol bien compostado, puesto que el estiércol fresco, sobre todo el de ovejas contiene muchas semillas que los rumiantes no terminan de digerir y que posteriormente germinan. Aunque tomemos precauciones, no evitaremos que todo tipo de plantas invasoras ocupen nuestro huerto, entonces nos veremos obligados a darle periódicamente un ligero cavado entre los surcos, con una azada, este laboreo lo podemos aprovechar para aporcar nuestras hortalizas si fuera necesario.


La verdolaga (Portulaca oleracea) aunque suele cultivarse como verdura, resulta ser una planta invasora bastante persistente.


Las malvas con una raíz desproporcionadamente larga compiten con las plantas cultivadas. Cuando se elimina hay que asegurarse de extraer totalmente su raíz, para  evitar que rebrote de nuevo.

También quiero dar a conocer la práctica de los injertos y que uso con muchos fines. Uno de ellos  es el injertar en un mismo árbol dos o incluso tres variedades de la misma especie, por el motivo de que si el árbol es de gran porte y sus frutos maduran a la vez nos encontramos con una cantidad de fruta imposible de consumir aunque  la conservemos en almíbar, hagamos mermelada, etc., si en el mismo árbol tenemos frutos que van madurando poco a poco, como puede ser el caso del melocotón que tenemos variedades que cosechan en Julio, Agosto y Septiembre o las peras y manzanas que unas maduran a finales de verano y otras entrado ya el otoño, conseguiremos tener con un solo árbol fruta a nuestra disposición a lo largo de varias semanas e incluso meses.


En este caso ciruelo injertado con dos variedades que fructifican con unas semanas de diferencia, también se aprecia las diferencias de las hojas, en rama de la izquierda mucho más anchas que las de la derecha.