viernes, 27 de septiembre de 2013

PALOMAS Y TÓRTOLAS (segunda parte)




La entrada anterior estuvo dedicada a la paloma bravía, en esta segunda parte hablaremos de la paloma torcaz (Columba palumbus) y de la tórtola turca (Streptopelia decaocto).


La paloma torcaz (Columba palumbus)

La paloma torcaz es una paloma de gran tamaño, la más grande de la Península Ibérica. A pesar de que tan solo hace una década era un ave desconocida  para la gente de las grandes ciudades; arisca y difícil de observar para los aficionados a la ornitología, se ha convertido en los últimos años en una de las aves más comunes en nuestras ciudades. Ocupando parques, plazas, paseos... le sirve cualquier espacio con unos pocos árboles para anidar, es frecuente encontrarla en bandos mixtos de tórtolas y  con las palomas de nuestra ciudad.



Es fácil observar ejemplares como este en los parque
 de las ciudades, mientras buscan  comida en
 las zonas de césped. 
Difícil pensar años atrás para el ornitólogo aficionado que las salvajes torcaces se pasearan mansamente  por los jardines de las grandes urbes, pero al parecer sus costumbres han cambiado. Recuerdo que a finales de los 80 compré una guía de aves en la cual decía que las torcaces centroeuropeas eran tan abundantes en los parques como aquí lo son las palomas comunes, teniendo un comportamiento similar a ellas.




Aunque en la actualidad ocupan un sinfín de
 hábitat, algunas poblaciones sienten
 predilección por los pinares.
Para mi resultaban unas afirmaciones un tanto extrañas, ya que la existencia de estas aves solo era confirmada gracias al rápido reflejo para dirigir mi vista hacia el sonido de su fuerte aleteo, que surgía a larga distancia entre las copas de los pinos, otras veces se veían dos o tres ejemplares campeando por algún rastrojo, que levantaban el vuelo mucho antes de ser capaz de verlas con nitidez.







En sus viajes migratorios los grandes bandos
 buscan alimento entre los campos
 de cultivo.

Aunque la población de la Península   es sedentaria, las poblaciones del centro y norte de Europa son migratorias, aumentando notoriamente la población en nuestros campos durante el periodo invernal.  Hábito que se aprovecha para darles caza en las zonas en donde pasan los grandes bandos, llegadas a la Península, muchas de ellas se dirigían hacia las grandes superficies de encinares que ocupan nuestro territorio, aunque  en la actualidad tengo la impresión que muchas de ellas se quedan en nuestras ciudades, a juzgar por el gran  incremento de los bandos que ocupan las superficies de césped de nuestros parques.

Sus nidos los construyen en los árboles, y aunque en la grandes ciudades es difícil observarlos,  debido a la gran altura a la que son construidos y a la frondosidad que los árboles presenta en la época de nidificación, años atrás frecuentaba un pinar de pinos carrascos, donde abundaban estas aves. Estos pinos proliferan en zonas áridas, siendo árboles de poco porte y densidad, siendo frecuente que los nidos quedaran al descubierto, pudiendo observar su construcción. Estos constaban tan solo de unas pocas ramas tan escasas que en ocasiones dejaba ver los dos huevos de que consta la puesta desde abajo. 

Los grandes árboles les sirven de posadero y
dormidero en sus desplazamientos.


las palomas torcaces, como muchas aves tragan pequeñas
piedrecillas para ayudar a triturar , en la mollejas, los granos que
 injiere.


La torcaz como la gran mayoría de las columbiformes tiene un
 potente vuelo.
 Como curiosidad, decir que en una ocasión pude ver una paloma torcaz, integrada en un gran bando, mutada en marrón que conservaba a la  perfección las franjas blancas a ambos lados del cuello.





La tórtola turca (Streptopelia decaocto).

La última columbiforme a tratar va a ser la Tórtola turca, mucho más pequeñas que sus parientes cercanos, las palomas, ha llegado a nuestras tierras muy recientemente. Al parecer era originaria del sur-este de Europa, como su nombre indica habitaba Turquía y la zona limítrofe con Asia. En los años 80 ya ocupaba Centro-Europa y llegaba hasta Francia, e  incluso había quien afirmaba que ya ocupaba el noroeste de la Península, pero  sin duda alguna, su expansión ha sido más notable  durante los últimos 10 o 15 años. Posiblemente gran parte de la población llegó por sus propios medios, pero conozco un caso en el que las tórtolas se escaparon de las jaulas de un criador, pues estas aves llegaron a España como aves ornamentales mucho antes que sus congéneres salvajes. Las aves que escaparon de sus jaulas se establecieron en las inmediaciones dando una población estable  que supongo que con el tiempo se cruzarían con ejemplares llegados de otros lugares.


Anteriormente he dicho que las tórtolas turcas son aves ornamentales, hasta tal punto que existen varias mutaciones entre los individuos domésticos una de ellas y muy conocida para todo el mundo son la palomas blancas que usan los magos en sus trucos y que resulta no ser una paloma, sino una tórtola albina.
 
Las tórtolas en las zonas rurales se muestran
mucho mas desconfiadas, ocultándose en grandes
árboles, en este caso en un álamo.
De hábitos muy distintos a  la tórtola común, ha ocupado nuestras ciudades y pueblos, viviendo y criando cerca del hombre, aunque también tengo constancia de un pequeño grupo de dos o a lo sumo tres parejas que habitaban un paraje, cerca de un pinar y almendros abandonados pegados a un cortado y al menos a 4 o 5 kilómetros de la población más cercana. Generalmente siempre van en parejas o  grupos de unos pocos individuos.





Las tórtolas, como es bien sabido, acostumbran
 a ir en pareja
En la ciudad se muestra sumamente confiada, dejándose ver junto a palomas comunes y torcaces buscando comida en el césped. Mientras que en la zonas rurales se muestra mucho más desconfiada y aunque busca la protección del hombre se mantiene a cierta distancia, posiblemente porque en estas zonas se les de caza e incluso con escopetas de aire comprimido. No obstante por ello no deja de ocupar las arboledas que se sitúan en el centro o en la periferia de nuestros  pueblos.




Entre las desordenadas ramas que constituye el nido,
realiza la puesta la tórtola turca.





 En estas zonas tiene cierta predilección por acacias, pinos, chopos y álamos (arboles de gran porte) para hacer sus nidos, mientras que en la ciudad ocupa cualquier árbol disponible e incluso he visto un nido en la repisa de la ventana en una nave industrial donde una pareja crió al menos una nidada a pleno sol sin ningún tipo de sombra. Su nido al igual que el resto de columbiformes tan sólo lo constituyen unas pocas ramas entrecruzadas.





La diferencia en tamaño entre la tórtola y la torcaz, también
se manifiesta en el tamaño de sus puestas.
Izquierda tórtola, derecha torcaz.

En los parques se les puede ver junto con las palomas comunes.

En esta imagen se ve el típico collar negro que presentan.
Como las torcaces, las tórtolas turcas, tambíén buscan alimento
entre el césped.


















3 comentarios:

  1. Yo tengo un par de tórtolas que viene a comer a mi patio a diario. Les pongo grano y agua en sendos recipientes. Me ha sorprendido que a veces, en lugar de una pareja vienen tres tórtolas. ¿Puede ser una de ellas la cría de la pareja?

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  2. Yo tengo un par de tórtolas que viene a comer a mi patio a diario. Les pongo grano y agua en sendos recipientes. Me ha sorprendido que a veces, en lugar de una pareja vienen tres tórtolas. ¿Puede ser una de ellas la cría de la pareja?

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  3. En la zona en la que vivo esta ave está siempre (pero siempre) en coníferas: cedros, abetos rojos...

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