sábado, 17 de mayo de 2014

RIBERA DEL EBRO EN ZARAGOZA (TRAMO URBANO)

El Ebro es el río más caudaloso de la Península Ibérica y uno de los más largos. Desde su nacimiento hasta que llega a Zaragoza recoge aguas de la Cordillera Cantábrica, lugar donde nace. Por su margen izquierda los ríos que drenan los Pirineos aportan gran caudal de agua, mientras que por su margen derecha lo hacen aquellos que discurren por el Sistema Ibérico. Esta amplia cuenca hace que al llegar a Zaragoza, el Ebro  cuente con un importante caudal que además se incrementará en la misma ciudad, con la desembocadura de dos ríos, el Gállego por la margen izquierda y el Huerva por la derecha. Por supuesto el Ebro seguirá recibiendo agua de sus ambas márgenes hasta su desembocadura en el Mediterráneo.
En una de mis  entradas, EL MEANDRO DE RANILLAS, ya describí la parte anterior del tramo que trato en esta, y que separé porque considero que son notablemente diferentes.
En este tramo quedan sus riberas encajonadas por los edificios e infraestructuras de la ciudad. En   su margen derecha, el casco antiguo, después de dejar atrás el barrio de la Almozara. A su izquierda instalaciones deportivas náuticas y parques separan las abundantes  edificaciones de los  barrios que se empezaron a crear hace poco más de dos décadas, a pesar de entrar en un tramo urbano no por ello pierde su biodiversidad, pudiendo observar desde su orillas un variado número de aves, destacar los andadores que se han construido en sus orillas desde los cuales los zaragozanos y visitantes pueden pasear y mantener un estrecho contacto con el río.





Estas gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) fueron fotografiadas desde la margen derecha, junto al puente de Piedra. Rodeado con un círculo rojo el cadáver de un cormorán, lo que nos confirma su carácter oportunista, puesto que estas aves son capaces de alimentarse de todo lo que encuentran, peces, basuras o carroñas como en este caso.




En el mismo tramo que observamos a las gaviotas, también podemos ver al cormorán grande (Phalacrocorax carbo) ambas aves se las puede ver con facilidad y  en un importante número desde hace algunos años, hecho que no deja de sorprenderme puesto que en mi mente las relaciona más  con medios marinos que con medios fluviales.




Al igual que sucedía en el meandro de ranillas, aquí también el ánade azulón (Anas platyrhychos) cría y  es muy abundante además de ser muy dócil y manso, carácter que denota su cruce con los patos domésticos.



Estos dos ejemplares de pato con plumaje a medio camino entre el silvestre y el doméstico, ratifican el cruce entre ambos.




Cada vez es más frecuente el martinete (Nycticorax nycticorax) sobre todo  en las orillas e isletas que se forman bajo el puente del Pilar, conocido como puente de Hierro, lugar donde incluso anida entre los entramados carrizos.



Más abundante que los martinetes y que otras ardeidas, es la garceta común (Egretta garcetta) que se la puede ver a lo largo de todo el tramo del río.



Otras aves menos ligadas directamente a los medios acuáticos también saben sacarle partido a este entorno, y encuentran en los árboles de sus riberas el hábitat ideal, en este caso el bellísimo jilguero.



No solo sus aguas y sus riberas son aprovechadas por la fauna, también las abundantes  construcciones humanas en este tramo del río, tales como puentes o muros de contención, son aprovechadas por numerosas aves como posaderos o lugar para instalar sus nidos .



Como si se trataran de auténticos acantilados fluviales, las paredes del Puente de Piedra, son utilizadas por las palomas como posaderos.



También es habitual sorprender sobre estos muros a la grajilla (Corvus monedula)



 Frecuentan también, los alrededores de este puente los vencejos pálidos (Apus pallidus).





Muy parecido a los vencejos, aunque estos de la familia de los hirundinidae y no de la apodidae como los anteriores, los aviones zapadores anidan en los huecos de los muros de contención del río.


Como podemos ver, el Ebro está plagado de vida en este tramo urbano, pero no siempre ha sido así, pues recuerdo cuando por sus aguas sumamente sucias y turbias bajaban todo tipo de desechos que producían las ciudades, desde sus vertidos, hasta muebles, vehículos e incluso cadáveres de animales de granja, por no hablar de los vertidos incontrolados que se hacían desde los distintos polígonos industriales que crecían a sus márgenes.
No cabe duda alguna que desde la construcción y puesta en funcionamiento de las depuradoras de la Almozara (1989) y La Cartuja (1993) y posiblemente otras muchas más fuera del área de Zaragoza han contribuido a la mejora en la calidad de sus agua y por consiguiente a propiciar el aumento y desarrollo de la vida.



Las viejas instalaciones  que recogían los vertidos de la ciudad y desembocaban en el río han quedado clausuradas por las llamadas chapetas, que tan solo entran en funcionamiento en caso de lluvias siendo este el único agua que vierten al río, muy distinto era años atrás donde las aguas residuales eran vertidas sin control  miles de peces se congregaban para alimentarse de todo tipo de materia orgánica, estos peces solían ser barbos o carpas pues eran los únicos capaces de aguantar tan altos niveles de contaminación.










viernes, 25 de abril de 2014

LA NATURALEZA RECONQUISTA LAS ÁREAS RURALES DESPOBLADAS

Si bien mis observaciones han sido realizadas en pequeños pueblos situados en sierras del Sistema Ibérico de la provincia de Teruel, es posible que sea el reflejo de mucha de las regiones de España que  en el siglo pasado sufrieron un importante descenso de su población, sobre todo en las décadas de los años 60 y 70. Este imparable abandono de estos núcleos se sigue produciendo aunque a menor ritmo, ya que apenas quedan habitantes. Así pues  pequeños pueblos que hace 50 años contaban con 200 o 300 habitantes, hoy hay tan solo unas pocas decenas de personas e incluso hay  lugares en los que tan solo ha quedado una o dos familias. En otros han desaparecido todos sus vecinos, en los que tan solo se abren las puertas de las pocas casas que quedan en fines de semana,  vacaciones de verano y fiestas patronales en las que se reúnen sus antiguos vecinos en ocasiones en un gran número. Durante  estos días los pueblos toman un aspecto diferente en el que la música, el bullicio y el jaleo hará que nos olvidemos de lo solitarios y tranquilos que son estos lugares durante el resto del año.

Todos estos cambios que a lo largo de estos años se han producido paulatinamente han propiciado importantes cambios. Suelen conservarse las casas más céntricas de los pueblos, en ocasiones algunas en las calles más periféricas, mientras que los extrarradios quedan totalmente abandonados. Sus casas y corrales generalmente de piedra y barro o en ocasiones de adobes se van derrumbando creando un nuevo sustrato que algunas plantas comenzarán a conquistar,  produciéndose rápidos cambios sobre estos escombros.





El derrumbamiento del  tejado de los viejos edificios de piedra y barro, es el primer paso para que la naturaleza comience su reconquista. Sin  tejado las plantas y paredes de estos edificios caerán en un corto periodo de tiempo.



Los materiales de los viejos edificios empezarán a formar un nuevo sustrato, que al principio resultará bastante estéril y de escasa fertilidad. Entre las piedras quedarán huecos que ayudada por la lluvia  serán rellenados con la tierra que las sustentaban. Los cascotes del viejo yeso absorberán gran cantidad de agua, comenzando una lenta pero segura descomposición en la que sus partículas arrastradas por el agua se mezclarán con la tierra. Y también los restos de vigas, puertas y otros elementos de madera serán colonizados por infinidad de seres microscópicos, sobre todo hongos que los descompondrán convirtiéndolos en minerales que quedarán a disposición de las plantas.





  Miles de semillas de gramíneas, compuestas y de algunas otras plantas, transportadas por el  viento se  irán depositando sobre este nuevo suelo, muchas de ellas se perderán, pero otras serán capaces de germinar aprovechando las épocas lluviosas. Estas plantas suelen tener un ciclo muy corto, pues la extrema aridez del suelo en que crecen hace que se sequen nada más que llegan las  primeras calores del verano. Aunque año tras año los restos de esta vegetación muerta se va acumulando formando una capa de humus, que con el tiempo llega a ser importante, enriqueciéndose notablemente la calidad del suelo.




 
Los árboles también saben sacarle partido a estos nuevos ecosistemas entre ellos el almendro. Perfectamente adaptado a la sequedad de nuestros climas. El origen de este   almendro puede estar en la almendra  que a algún vecino se le pudo caer mientras las partía, también pueden ser que fuera transportadas por algún animal, como por ejemplo roedores que las suelen almacenar en despensas construidas en los agujeros de las viejas paredes de piedra, algunas de ellas  olvidadas pueden germinar si las condiciones lo permiten.



Otro árbol capaz de hundir sus raíces entre estos escombros es el saúco.



Este almez posiblemente tenga más de 30 años,  nacido en un corral que se derrumbó hace muchos años, le costó crecer mucho tiempo, debido a la presión que ejercían los abundantes rebaños  de ovejas y cabras que  comían sus brotes tiernos y despuntaban su yemas terminales, la disminución de este tipo de ganado ha permitido que ciertas especies vegetales prosperen.



La hiedra es otra planta perfectamete adaptada las paredes en de  piedra, donde es capaz de formar grandes masas de vegetación.




Como vemos son las plantas, como  en todos nuevos ecosistemas, las pioneras en la reconquista de este nuevo medio abandonado por el hombre. Tras ellas vienen las especies animales, sobre todo aves, que aprovechan los recursos que estas les ofrecen, no solo alimentos, sino también refugio contra las inclemencias del tiempo, escondites para burlar a los predadores y soportes para fabricar sus nidos.



 En mis observaciones el escribano soteño (Emberiza cirlus) es una de las aves más frecuente, sobre todo en invierno. A  pesar de su nombre de soteño, no son precisamente los sotos su hábitat preferido, sino que se encuentra más a gusto en estos nuevos entornos, donde abunda la vegetación baja y las zarzas, donde suele instalar su nido. La foto fue realiza desde la ventana de mi casa a unos a unos escasos 12 o 14 metros.



Aunque más ligado que el escribano a sotos y bosques, el carbonero común (Parus major) se le puede ver cada vez con más frecuencia en la inmediaciones de los pueblos, utilizando como cantaderos las antenas de televisión o como en este caso las cresta de las viejas paredes de piedra, en cuantos a sus preferencia por las zonas de vegetación, en estos lugares se conforma con la amplias masas verdes que crean las hiedras, saúcos,  otros arbustos y árboles en los edificios derruidos o en las  paredes de  los huertos.




Durante muchos años ha sido el gorrión común el único paseriforme que frecuentaba los pueblos, mientras que el gorrión chillón aunque también  anidaba en construcciones humanas, lo hacía en edificios de piedra construidos en el monte, tales como pajares, casetas y sobretodo parideras  a veces muy alejadas de los núcleos urbanos. Este ejemplar forma parte de la pareja que año tras año anida en un agujero entre las piedras de la pared que esta frente a mi ventana. Me resulta bastante fácil atraerlos, colocándoles un comedero con pipas de girasol, acercándose a este de  igual manera que lo hacen los carboneros en invierno.



Aunque más difíciles de observara que las aves, los mamíferos también encuentran un espacio en estos olvidados lugares y los pocos habitantes de estos pueblos no constituyen ninguna molestia para algunos de ellos que tan solo evitan estas zonas durante los meses que veraneante invaden estos entornos. Aunque  la gran mayoría eran de hábitos crepusculares, en los últimos años es frecuente verlos a plena luz del día, así pues es frecuente ver en las inmediaciones de estos pueblos, con pleno sol a zorros, tejones o cabras. He podido constatar la presencia de todos ellos a menos de 200 metros de la última casa habitada. Más difíciles de observar, aunque también presentes, son los roedores o algunos mustélidos como las garduñas, que tan solo puedo constatar su presencia por los rastros que dejan tras los periodos nocturnos de actividad.



La persecución que el zorro (Vulpes vulpes) ha sufrido durante muchos años hizo que este cánido tan solo se aventurara a merodear por las inmediaciones de los pueblos durante la noche. Este ejemplar fue fotografiado con la luz del día, a unos 150 metros del pueblo cerca del lugar donde  en el año 2010, ubicó  una zorra su cubil para  sacar adelante su camada,  con pleno éxito. 



Menos perseguidas que el  corzo o el jabalí por los cazadores, al menos por el momento, la cabra  montés (Capra pyrenaica) se muestra sumamente confiada en el área en que realizo mis observaciones. Este ejemplar fue fotografiado a una distancia de 700 u 800 metros. Intenté acercarme lo máximo posible aprovechando los desniveles del terreno para ocultarme. Para mi sorpresa fueron ellas, dos hembras adultas con sus crías, las que se acercaron a mí, con la mala fortuna que lo hicieron a contra luz con Sol bajo  de invierno, a las 10 de la mañana, lo que me imposibilitó para hacerles unas fotos de cerca. Tras observarme durante unos segundos, emprendieron un tranquilo trote, hasta que las perdí de vista. Es habitual que en las horas crepusculares se lleguen a acercar hasta las casas periféricas del pueblo.





viernes, 4 de abril de 2014

LA COTORRA ARGENTINA

(Myiopsitta monachus)


Aunque ya hace más de dos décadas que se conoce la existencia de la cotorra argentina en libertad en algunas ciudades de la Península Ibérica, ha sido precisamente en estos últimos veinte años cuando ha experimentado una mayor expansión, siendo cada año que pasa más abundante.
Pertenece a la familia de las psittacidae, y su distribución original no es exclusivamente Argentina, como su nombre indica. También está distribuida por Brasil, Paraguay, Uruguay y  por varios países de Sudamérica. En la actualidad su distribución parece ser que se ha ampliado por América del Norte y otros países del sur de Europa a parte de España.

Las causas de tan amplia y rápida conquista de nuevos territorios de esta psittacida, no han sido por méritos propios, sino que ha sido llevada a cabo de la mano del hombre. Importada años atrás como animal de compañía, pasó de su estado cautivo a la libertad. En unas ocasiones de forma accidental, al escapar de sus jaulas y  en otras de forma deliberada, al no querer sus dueños hacerse cargo de ellas.



Posiblemente pocos podrían pensar que este ave con aspecto tropical pudiera llegar a tener el éxito que ha tenido en su nuevo medio. Pero una vez en libertad y con el número suficiente para crear unas pocas parejas el aumento de esta especie es imparable, pues cuenta con todos los elementos necesarios para reproducirse con éxito, en un medio sin predadores y un clima templado al que se ha adaptado sin ningún problema.



Otro factor importante de su éxito es su facilidad para adaptarse a cualquier alimento vegetal, pues como explicaba en una entrada anterior  "En la base de la pirámide ecológica urbana" dedicada a los recursos que la ciudad ofrecía a la fauna, no hay una sola planta que no sucumba a su pico, pues aprovecha hojas, frutos, brotes tiernos y semillas en cualquier estado de maduración.



Si en cautividad su alimentación está basada en semillas y granos, con algún aporte de frutas y verduras, en su nuevo hábitat es capaz de comer casi cualquier cosa, siendo habitual ver como yemas, brotes, hojas y frutos de  árboles o arbustos entran a formar parte de su dieta quedando totalmente  desfoliados. Hay quien asegura que incluso nidadas de pequeños pájaros forman parte de su dieta, aunque yo no he observado nunca este comportamiento, se podría esperar cualquier cosa de este ave tan oportunista.



No solo su adaptación a la alimentación y al clima templado han contribuido a su éxito, también su longevidad, en cautividad puede superar ampliamente los 20 años, en su medio natural es de suponer que estos años se reducirán algo, pero en sus nuevos medios, sin predadores, puede ser que su vida se aproxime a la que goza en cautividad. He de suponer que tal longevidad dotará a las parejas de una capacidad reproductiva durante muchos años, que junto con el hecho de ser capaces de poner en cada puesta un máximo de 8 huevos e incluso hay quien asegura que pude llegar a los 11 huevos, además de  realizar varias puestas consecutivas a lo largo del periodo reproductor, nos hace pensar que estamos ante un ave invasora, un tanto peligrosa capaz de competir en alimento, espacio e incluso podría estar depredando sobre pequeñas aves autóctonas.



Sus nidos son estructuras de ramas entrelazadas pudiendo formar colonias de varios nidos en un mismo árbol y en los árboles cercanos. Estos nidos llegan a adquirir grandes dimensiones, dependiendo del número de parejas que lo formen, pues tienen el hábito de formar nidos comunitarios con varias entradas para cada una de las parejas que lo componen. En la imagen los nidos están construidos sobre un plátano y en la imagen anterior sobre una palmera. 



 Aunque hay datos que dicen que las cotorras tienen cierta preferencia por unos determinados árboles dependiendo de la ciudad en que habitan, en Zaragoza, se pueden observar nidos de estas aves en cualquier árbol, siendo plátanos los más habituales y también como en este caso en álamos. 







 Lo cierto es que el único requisito para elegir donde ubicar sus colonias es que el árbol que la sustente tenga la suficiente altura para que se sientan seguras, como este pino que alberga dos voluminosos nidos.



Hasta en los estrechos cipreses forman sus enormes plataformas.



Una vez que una pareja ha ubicado su nido es cuestión de tiempo que las nuevas parejas consolidadas se les unan para formar sus colonias formando nuevos nidos o ampliando los ya construidos por las parejas anteriores, aportando intensamente más ramas.



Viendo esta imagen uno podría pensar que esta en algún lugar de Sudamérica, pero lo cierto es que cada vez es más frecuente el observar un gran número de estas aves en nuestros parques.

Quizás al ver el gran número de aves foráneas que están invadiendo nuestro territorio, nos haga recapacitar en las consecuencias que lleva el importar especies para usarlas como mascotas, sin ningún tipo de control. Su liberación, accidental o simplemente porque sus dueños no pueden cuidar de ellas, no trae buenas consecuencias. En la mayoría de los casos el animal muere y en los casos que sobreviven puede suponer una amenaza para nuestras especies.
Desde mi punto de vista, esto no debería haber ocurrido, de alguna manera el ver y observar a estas llamativas aves despierta mi interés además de alegrarme los paseos por los parques de la ciudad, pero se deberían tomar medidas para limitar sus poblaciones. Creo, aunque no estoy seguro, de que hay programas, para eliminar sus voluminosos nidos, que en ocasiones pueden desprenderse y  pone en peligro a viandantes y vehículos, también al parecer se esterilizan individuos, dos métodos que recortan su capacidad reproductora.

jueves, 20 de marzo de 2014

PREPARACIÓN Y CONSERVACION DE SEMILLAS

Aunque hoy en día podemos encontrar semillas y plantero fácilmente en cualquier vivero, floristería o en grandes superficies dedicadas a la jardinería, yo prefiero, en ocasiones, recoger y guardar las semillas de las variedades que me gustan. Sobre todo cuando se tratan de variedades que no son comerciales y de aquellas que las vienen cultivando generaciones pasadas.
Posiblemente no merezca la pena, en muchas ocasiones, perder el tiempo en guardar semillas que muchas veces, cuando las plantamos, de ellas salen plantas con unas características muy diferentes a las esperadas. Esto suele suceder cuando recogemos semillas de plantas muy seleccionadas, hibridadas o que han sufrido cualquier otro tipo de manipulación genética. No obstante, no pasa nada por probar y experimentar. Este blog está dirigido a todas aquellas personas que les gusta la naturaleza, la fauna, la flora… y también a aquellos  que le guste tener su propio huerto o cultivar unas pocas plantas en las jardineras o macetas de su terraza, sin más, no se trata de obtener grandes cosechas, simplemente de cultivar las hortalizas, plantas aromáticas u ornamentales por pura afición. Con ello poder observar, aprender y estar en contacto con la naturaleza, y por supuesto que nos alegraremos si además conseguimos una buena cosecha.   

Voy a dar una serie de consejos para guardar y conservar las semillas de aquellas plantas que os gusten, para  todos aquellos que no sepan cómo hacerlo.  Aunque estoy seguro que muchos de vosotros tendréis  vuestros propios métodos tan buenos o mejores que estos, mi intención es tan solo compartir experiencias.



Las semillas de  calabaza, también las de pepino o calabacín, bastará con retirarlas del fruto y dejarlas secar unos días al sol.



Una vez que estamos seguros de que estén bien secas, la podemos guardar.



Sin duda alguna el cultivo estrella de mi huerto es el tomate. Hace más de diez años que en casa de un amigo comí unos tomates buenísimos, él me dijo que había comprado el plantero en un vivero,  que  eran de la variedad raff, y que me guardaría semillas, pero se le olvidó, y meses más tarde (finales de octubre o noviembre) visité su huerto, en el suelo había quedado un tomate medio descompuesto, lo guardé y extraje las pocas semillas que quedaban, para plantarlas al año siguiente.






El resultado de aquellas semillas fueron estos tomates de los cuáles conservo las semillas año tras año dándome  unos resultados excelentes, aunque creo que no son de la variedad raff, sino que más bien se parecen a la variedad de tomate rosa, aunque no sabría determinar con exactitud su variedad. Lo cierto es que lo que menos me preocupa es la variedad a la que pertenecen, para mí es un buen tomate, por sus  características, ya que tiene un buen sabor, aunque puede ser que otras variedades lo superen, también tiene una textura muy agradable, es muy carnoso, lo que lo hace apto para conservar en frascos al vacío, sin que se convierta todo en líquido. Además su planta es muy rústica y resistente a la sequía, lo que lo hace ideal para cultivarlo en mi huerto que durante los meses de Julio y Agosto suele escasear el agua para el riego, llegando a aguantar hasta un mes sin regar en una tierra bastante árida.




Por estas razones todos los años recojo algunos tomates  y extraigo sus semillas. Escojo los más maduros y sanos, aunque pruebas que he hecho con tomates ligeramente maduros me han dado también buenos resultados.



Aunque recuerdo que mis abuelos dejaban algunos tomates abiertos en una ventana sobre un papel para que las semillas  se secaran yo prefiero  recoger las semillas en un recipiente para lavarlas posteriormente.



Con ayuda de un colador y colocándolas debajo del grifo, elimino todos los restos de pulpa.





Una vez eliminada toda la pulpa posible, las vuelvo a lavar y las escurro.



Una vez escurridas las tiendo sobre un paño, sonde las seco y las restriego para volver a eliminar los pocos restos de pulpa que hayan quedado.



Las cambio a un paño seco y las coloco al exterior donde les dé el aire (cuidado que el viento no se las lleve) y el sol.



 Cuando todavía no han terminado de secarse y están ligeramente húmedas con la ayuda del filo de un cuchillo las separaremos del paño, para que no queden pegadas a él. Esta operación la repetiremos tantas veces como sean necesarias, también las separaremos con nuestros dedos, se separan mejor cuando están a punto de secarse totalmente.



Una vez que estén bien secas (si no lo están corremos el peligro de que aparezcan mohos) y hayan quedado sueltas, las colocaremos en tarros que tengan el cierre lo más hermético posible. Los frascos de patés o mermeladas van muy bien, también los botes de plástico de los antiguos carretes de fotos pueden servirnos, yo guardo un montón para estos menesteres, que además son de color oscuro generalmente negros lo cual evita que pase la luz. No olvidaremos colocar una etiqueta con la fecha y la variedad a que pertenece. Y ya están listas para guardar en un lugar lo más fresco y seco posible. 



No todas las semillas requieren este tipo de tratamiento, otras tan solo hay que esperar a extraerlas del habitáculo que las protege y guardarlas, como puede ser el caso de las leguminosas que están protegidas en el interior de una vaina.




Con las judías, nos limitaremos a separarlas de sus vainas secas, que habremos recogido cuando estén bien granadas.




Es frecuente que entre las judías de una determinada variedad se hallen semillas de otras variedades, las cuales apartaremos, también apartaremos las semillas mal formadas, comidas por insectos, afectadas por mohos y todas aquellas que no tengan buen aspecto. Una vez seleccionadas las semillas las guardo en frascos de la misma manera que guardo la del tomate.



En general la mayoría de las semillas no nos darán ningún problema a excepción de alguna, como por ejemplo las judías que pueden ser atacadas por los gorgojos.



Hay que tener en cuenta que estos insectos ponen sus huevos en el grano, antes de que nosotros recojamos la cosecha, eclosionando una vez que hayamos guardado las semillas, sus larvas se nutrirán de la legumbre y luego aparecerá el adulto que se ve en la imagen.



Tradicionalmente en mi entorno, para evitar el ataque de los insectos, se introducía una cabeza de ajos entre la legumbre, aunque tengo dudas de su eficacia, yo también lo hago y hasta ahora no he tenido ningún problema (de hecho las judías con gorgojos de las fotos me las habían regalado). Métodos más eficaces, son el congelar los granos una vez a que estén bien secos durante dos días, una vez descongelados se vuelven a secar y se guardan, de este modo muere el huevo y las pequeñas larvas que pudieran haber eclosionado ya, también hay quien las mantiene al vacío, aunque este método no lo he probado nunca.



 Algunas veces  he encontrado judías olvidadas durante algunos años en graneros de familiares o amigos, de variedades locales, poco comunes o que son difícil de encontrar en el mercado. Si me interesaba recuperar la variedad no dudo en plantarlas, pues en ciertas condiciones medio ambientes son capaces de conservar su poder germinativo durante varios años, también semillas taladradas por el gorgojo pueden germinar, como las de la imagen,  por lo tanto en  ocasiones no las desecharemos.