jueves, 10 de octubre de 2013

EL HUERTO DEL NATURALISTA

Creo que a todo naturalista, amante de la vida sana y del contacto con la naturaleza, le gustaría tener su propio huerto, donde cultivar sus propias frutas y verduras, sin productos fitosanitarios de síntesis.
 Pero no solo el huerto es una despensa para alimentar de forma sana a la familia, sino que también es un espacio desde el cual, el naturalista observa para conocer mejor lo que sucede bajo la tierra que pisa, en su superficie y en su entorno a la vez que realiza las tareas que el huerto necesita. 
 Os voy a hablar de mis experiencias y conocimientos que he adquirido en el cultivo de mi propio huerto, que anteriormente cultivaron mis padres, mis abuelos y posiblemente también los padres y los abuelos de mis abuelos. Situado en el Sistema Ibérico Turolense, que con su climatología  le da unas características especiales.
 La parcela es bastante amplia y mis antepasados la cultivaron toda, yo tan solo cultivo una superficie de unos 200 metros cuadrados, destinados al cultivo de hortalizas, más unas cuantas parras y unos pocos árboles distribuidos por los lindes de la parcela.

Vista parcial de mi huerto, situado a 1000 m de altitud, hay una amplia variedad de hortalizas, aunque en ocasiones las cosechas son tardía. Aunque años atrás todo su entorno era cultivado, en estos momentos todo está abandonado. Creo que su aislamiento dificulta la llegada de plagas.

En esta ocasión daré repaso general al tema y quizás más adelante dedique algún tema a la preparación de la tierra y las distintas labores que requiere, al tratamiento fitosanitario con productos ecológicos, a los seres que lo habitan, al cultivo concreto de cada una de las  hortalizas que en nuestras latitudes se pueden cultivar.  También hablar de las numerosa variedades de cada una de las especies cultivables que podemos encontrar,  tenemos infinidad de ellas, cada una con unas determinadas características y adaptadas a diferentes climas y suelos. Unas se cultivan por ser más productivas, otras por ser de mejor calidad aunque sean menos productivas, algunas se adaptan mejor a nuestro clima y suelo, etc., en definitiva, con alguna limitación tenemos para todos gustos y necesidades, y vivamos donde vivamos seguro que seremos capaces de cultivar nuestro propio huerto ecológico. 


 En ocasiones encontramos verduras ecológicas en el mercado que son pequeñas, tienen manchas y en general mal aspecto.  Todos estos  productos son  totalmente ecológicos, como  se puede comprobar en la imagen,  tienen un tamaño considerable y un aspecto inmejorable. No han recibido ningún tipo de tratamiento fitosanitario, tan sólo se ha fertilizado la tierra con estiércol de oveja aunque podemos utilizar cualquier tipo de estiércol, preferiblemente bien compostado. 


Esta cebolla con 2,670 kilogramos, tan solo
ha sido fertilizada con estiércol, y sin ningún 
tipo de tratamiento fitosanitario,
En cuanto al uso de productos fitosanitarios, suelo usar los que estan  permitidos en agricultura ecológica, aunque soy  bastante reacio a su uso, y tan solo los utilizo  en casos extremos.

En la agricultura ecológica no se usan productos fitosanitarios de síntesis, tan solo productos de origen natural, aunque no es la primera vez que se utiliza un producto   natural que al final resulta ser más tóxico que algunos de síntesis, como es el caso de la rotenona, insecticida extraído de plantas tóxicas y que durante algún tiempo utilicé con éxito contra pulgones y mosca blanca. En la actualidad ha sido retirada del mercado por su elevada toxicidad, e incluso la relacionan con el parkinson.

En ocasiones nos encontraremos con plagas imposibles de erradicar con medios ecológicos, en tal caso, y si no queremos perder la cosecha,  nos veremos obligados a utilizar productos sintéticos, aunque recomiendo que se haga con prudencia, respetando las dosis indicadas   y los plazos de seguridad. Existen productos poco agresivos a pesar de no ser naturales. Hay que recordar que la agricultura ecológica, tanto a nivel del aficionado como a nivel comercial no solo beneficia al que consume sus productos sino que beneficia a la fauna, al entorno y en general a todos nosotros.


Si nos vemos obligados a utilizar productos fitosanitarios, mejor utilizar los permitidos en agricultura ecológica. En la imagen muestro algunos de ellos, delante a la izquierda insecticida a base de Bacillus thuringiensis, muy efectivo contra las orugas en general. Yo lo uso con éxito sobre todo contra la mariposa blanca de la col; a la derecha los polvos amarillos de la bolsa blanca es azufre, igual que el que usan en las ciudades y que  se esparcen en las esquinas de los edificios  para evitar que los perros  orinen en ellas, da excelente resultado contra hongos, como el mildiu o el oídio y también se puede usar contra  ácaros tales como la araña roja, arañuelo, etc, el azufre en polvo se espolvorea uniformemente sobre la planta; al fondo azufre mojable, es igual que el anterior pero en este producto se puede diluir en agua y aplicarlo con una fumigadora, cabe destacar que el azufre es un producto preventivo y que preveremos los tratamientos antes de que se establezca la plaga; en medio de la imagen un fortificante a base de extractos y aceites esenciales.

Escarabajo de la patata, adulto.
No solo utilizando  productos fitosanitarios mantendremos a raya a las plagas. En el caso  del escarabajo de la patata podemos retirar los insectos a mano, tanto los adultos, larvas y también sus puestas. Los podemos recoger en un recipiente y nos aseguraremos de destruir todos los insectos.







Las puestas del escarabajo de la patata son muy parecidas a las puestas de la mariposa blanca de la col, aunque las primeras las encontraremos en las patatas   y las segundas en las coles, ambas son perjudiciales y debemos destruirlas.


Además contamos con aliados para mantener a raya a los insectos, la mariquita (Coccinella septempunctata) a la izquierda, es una gran depredadora de pulgones, aunque existen muchos más insectos beneficiosos como la luciérnaga, a la derecha que se alimenta de los dañinos caracoles.

En cuanto a la elección de las semillas, hay para todos los gustos, yo personalmente compro algunas de ellas y otras las obtengo de las cosechas anteriores, como es el caso de una variedad concreta de tomate, con la cual realizo mi propio plantero.

Semillas recolectadas de cosechas anteriores, a mí me dan excelente resultado. Hay que  tener la precaución de limpiarlas correctamente, así como de asegurarse de que no contienen huevos o larvas de insectos en su interior antes de guardarlas. Para conservarlas utilizaremos pequeños frascos con el cierre lo más hermético posible y las colocaremos en un lugar sin luz, seco y fresco. En ocasiones pueden durar durante varios años. Sobre todo no utilizaremos las semillas de plantas híbridas, las que estén excesivamente seleccionadas   o aquellas que hayan sido modificadas  genéticamente. 

También podemos adquirirlas en cualquier tienda especializada e incluso las que venden en las secciones de jardinería de las grandes superficies pueden servirnos. Sobre todo hay que probar y recordar que marca de semillas hemos plantado.

Si lo preferimos y sobre todo no tenemos tiempo para dedicarle a la elaboración de nuestro propio plantero o siembra directa con semillas podemos recurrir a los planteros que encontraremos en los viveros, aunque no de todas las plantas. 

En la imagen de arriba en primera línea, lechugas recién plantadas, segunda y tercera línea coles. Durante la plantación calcularemos las distancias a guardar entre plantas, existen unos marcos de plantación para cada una de nuestras hortalizas, en este  caso las lechugas seria 30X25 y las coles 60X50 la primera cifra correspondería a la distancia ente los surcos y la segunda la distancia entre las líneas, estas medidas son orientativas pudiendo variar ligeramente según el espacio disponible. No obstante calcularemos el tamaño de la planta cuando haya alcanzado su máximo desarrollo. Inmediatamente después de trasplante  regaremos abundantemente y mantendremos la humedad durante los primeros días.

Si no falta el riego y las condiciones sobre todo climatológicas son favorables, en pocos días, las plántulas habrán arraigado, sobre estas líneas las lechugas y coles de la imagenanterior con cuatro semanas de plantación.

Con ocho semanas la lechugas ya se pueden ir recolectando, mientras las coles continúan con su desarrollo.


La diferencia entre variedades se puede comprobar en estas dos clases de judías de enrame, a la izquierda con tonalidad rojiza la buenos aires roja a la derecha la variedad helda, no solo existen diferencias en la coloración de su vaina, aunque las dos son  excelentes, hay pequeñas diferencias, en cuanto a la calidad y producción. 

También en las lechugas de da una gran diferencia entre variedades, y además de la lechuga más común que encontramos en el mercado, la romana, existen  otras tan diferentes como las de la foto de arriba. A la izquierda con tono morado variedad hoja  de roble, a la derecha de color verde claro la Batavia, también se diferencian en su sabor y textura.

Otro obstáculo con el que nos toparemos, en el cultivo de nuestro huerto, son las malas hierbas. Para combatirlas evitaremos que las semillas de las hierbas que crecen alrededor del huerto maduren, segando o labrado la periferia de este, también por supuesto las que nacen dentro de él. Abonaremos con estiércol bien compostado, puesto que el estiércol fresco, sobre todo el de ovejas contiene muchas semillas que los rumiantes no terminan de digerir y que posteriormente germinan. Aunque tomemos precauciones, no evitaremos que todo tipo de plantas invasoras ocupen nuestro huerto, entonces nos veremos obligados a darle periódicamente un ligero cavado entre los surcos, con una azada, este laboreo lo podemos aprovechar para aporcar nuestras hortalizas si fuera necesario.


La verdolaga (Portulaca oleracea) aunque suele cultivarse como verdura, resulta ser una planta invasora bastante persistente.


Las malvas con una raíz desproporcionadamente larga compiten con las plantas cultivadas. Cuando se elimina hay que asegurarse de extraer totalmente su raíz, para  evitar que rebrote de nuevo.

También quiero dar a conocer la práctica de los injertos y que uso con muchos fines. Uno de ellos  es el injertar en un mismo árbol dos o incluso tres variedades de la misma especie, por el motivo de que si el árbol es de gran porte y sus frutos maduran a la vez nos encontramos con una cantidad de fruta imposible de consumir aunque  la conservemos en almíbar, hagamos mermelada, etc., si en el mismo árbol tenemos frutos que van madurando poco a poco, como puede ser el caso del melocotón que tenemos variedades que cosechan en Julio, Agosto y Septiembre o las peras y manzanas que unas maduran a finales de verano y otras entrado ya el otoño, conseguiremos tener con un solo árbol fruta a nuestra disposición a lo largo de varias semanas e incluso meses.


En este caso ciruelo injertado con dos variedades que fructifican con unas semanas de diferencia, también se aprecia las diferencias de las hojas, en rama de la izquierda mucho más anchas que las de la derecha.

1 comentario:

  1. Hola Manuel: curioseando sobre plantas adventicias me he tropezado con tu blog. Vivo desde hace poco en el campo y el verano pasado intenté poner en marcha un pequeño huerto ecológico que fracasó estrepitosamente, a pesar de estar pendiente de él a diario. Las altísimas temperaturas, la escasa calidad de la tierra, que es algo arenosa y calcárea, y el oidio, se llevaron por delante todo lo que sembré y cuide con esfuerzo; así como gran parte de mi entusiasmo. No usé productos de síntesis, tan solo decociones de cola de caballo y ortigas. Por supuesto no he abandonado la idea de seguir cultivando; ahora trato de informarme leyendo todo lo que encuentro, como este blog. Agradezco que haya personas como usted que dediquen su tiempo a enseñar e ilustrar con su experiencia a los que tenemos ganas de saber pero carecemos de una mano maestra a nuestro lado. Muchas gracias, pues, por todos sus artículos y por relatarlos tan agradablemente. Un saludo.

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