jueves, 9 de enero de 2014

LAS COLES, CULTIVO DE INVIERNO.

Si hay un momento propicio para hablar de las coles, es sin duda alguna el invierno. Cultivo por excelencia invernal aguanta las bajas temperaturas que en muchas de nuestras regiones se alcanzan llegando a soportar varios grados bajo cero, sin que les afecte lo más mínimo.

Su cultivo puede cambiar significativamente dependiendo de la región en la que se cultive. Yo las cultivo en un clima interior y  muy frío, en las sierras de Teruel a 1000 metros de altitud donde su plantación comienza a mediados de Julio y se prolonga durante el mes de Agosto y Septiembre. Hay que tener en cuenta que cuando lleguen los fuertes fríos las plantas deben estar ya desarrolladas, pues en estas zonas su crecimiento se detiene por completo cuando las heladas aparecen. No sucede lo mismo en las huertas de Zaragoza, situadas en la ribera del Ebro a 200 metros de altitud y donde su siembra se puede realizar durante todos los meses de otoño e incluso invierno.



Para un huerto familiar lo mejor es plantarlas en pequeñas cantidades y espaciando su plantación cada quince días, así iremos cosechándolas poco a poco. Aún así, si las altas temperaturas se prolongan hasta el invierno es posible que algunas plantas se nos suban perdiendo parte de la cosecha. Como se puede ver en la foto las lombardas  llevan unos días de desarrollo cuando plantamos las coliflores en el surco de delante.




Agradecen que la tierra este bien abonada, en mi caso que me gusta la agricultura ecológica, suelo incorporar a la tierra estiércol, generalmente de oveja mezclado con abundante paja y si es posible bien compostado. La tierra permanecerá húmeda durante el desarrollo de las plantas dándole los riegos necesarios, aunque en regiones norteñas de la cornisa Cantábrica y  Atlántica con abundantes precipitaciones apenas es  necesario su riego. 
Aparte de su cultivo lo que más me llama la atención, es la gran cantidad se variedades que se dan y sobre todo la enorme diferencia que hay entre ellas, de unas se consume sus hojas, se otras sus flores, unas son verdes otras tienen colores morados, etc.
Siendo que todas ellas pertenecen a una misma especie,  cada una es una  variedad o subespecie distinta, que en algún tiempo tuvieron un antepasado común y que gracias a la selección, en este caso artificial, ha sido llevada por la mano del hombre, consiguiendo variedades tan dispares, no solo en su forma, sino que también en  con distintos sabores, texturas y adaptadas a distintas climatologías.



 El repollo  (Brassica oleracea viridis) o también se la conoce por el nombre de col rizada, es la más común y  la variedad más antigua que se cultiva en la zona donde yo vivo. Conviene consumirlas después de que hayan soportado alguna helada pues así pierden el fuerte sabor que caracteriza a las coles.



Similar a la anterior hay una variedad de hoja lisa, sus características en la cocina  son parecidas aunque hay gustos para todo. Las hojas más blancas se  comen crudas en ensalada.



La  lombarda (Brassica oleracea capitata) con hojas lisas y forma muy similar a las anteriores se diferencia de ellas por tener un color morado, por lo que se le conoce también con el nombre de "col morada". El responsable de que tenga este color es un pigmento llamado antocianina y que también está presente en las hojas y frutos de otros vegetales que tienen tonos rojizos, azulados o morados.



La coliflor (Brassica oleracea botritis) muy diferente a las demás, pues de esta no se consumen sus hojas, sino que consume las flores  todavía sin desarrollar que forman una gran pella.



Además de las típicas coliflores blancas existen variedades de color verde como esta, e incluso otras de color morado.



El brócoli o brécol (Brassica oleracea itálica) que al igual que la coliflor  se consumen sus cabezas florales que  son de color verdes.



La col romanesco o romanescu, al parecer se utilizan los dos términos, es una col de extrañas formas, de la cual se podría decir que es una planta ornamental en vez de una hortaliza. Su cultivo es muy reciente ya que al parecer se trata de un híbrido de coliflor con brócoli que se realizó no hace mucho tiempo. No hace ni tan siquiera veinte años que vi el primer ejemplar en el mercado.




 Las coles de  bruselas (brassica oleracea gemmifera), llamada así porque al parecer su orígenes son  belgas, mientras que en las anteriores se consumen sus hojas o flores, en esta col se consumen los brotes que surgen a lo largo de su tallo.



Existen muchas más variedades de col que se dan en otros lugares y que apenas conozco sus características, pero si nos acercáramos por ejemplo a Galicia que es un lugar óptimo para su cultivo podríamos encontrar otras variedades como es la de asa de cántaro, berzas forrajeras destinadas a alimentar al ganado y otras de doble uso que se destinan tanto, a la alimentación humana como a la de animales domésticos.



Además de la satisfacción de recoger esta excelente cosecha,  el consumo de todas estas variedades nos aporta numerosos beneficios para nuestro organismo, e incluso al parecer nos protege contra diversos tipos de cáncer.



Aunque en la cocina siempre hay alguien que las desprecia, posiblemente por su característico olor, tengo que decir que debidamente condimentadas son excelentes, estando presente en muchos de los platos tradicionales de nuestras regiones.
El fuerte sabor de las coles se minimiza después de que haya soportado las heladas invernales.



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