En los últimos
años la fisonomía de las ciudades ha cambiado considerablemente. Nuevos parques se han construido, las viejas fábricas
ubicadas en los barrios de las ciudades se trasladaron a polígonos
industriales, en su lugar se han realizado nuevas urbanizaciones con amplias plazas y
jardines. También se han construido grandes avenidas, zonas peatonales, grandes superficies de césped y largas hileras de árboles en muchas de estas avenidas. Todo este nuevo paisaje ha venido a reforzar a los viejos y asentados parques, donde
mientras unas especies van en recesión otras se expanden, adaptándose a este nuevo ecosistema. Especies sumamente
ariscas se convierten en confiados habitantes urbanos, aprovechando la
protección y los recursos que la ciudad les ofrece.
Todo esto ha contribuido a que se creara un
nuevo ecosistema, aunque alguien puede pensar que es un ecosistema artificial,
creado por el hombre. Tengo que decir que no es más artificial que las huertas de las riberas de nuestros ríos, los grandes pantanos que
el hombre ha creado y que han sido repoblados por infinidad de especies
foráneas, o los viejos paisajes de los
cultivos de cereales que parecen formar parte de la propia naturaleza desde
siempre y que al fin y al cabo fueron tierras robadas a ecosistemas naturales,
principalmente a los encinares que en su día cubrieron gran parte de la
Península Ibérica.
El hombre
ha creado zonas de césped, ha plantado arbustos, algunos de ellos formando
setos, ha traído una gran diversidad de árboles de lugares muy lejanos, ha construido fuentes
y estanques e incluso pequeños lagos artificiales.
También ha
introducido algunas especies animales, pero la gran mayoría de la fauna de
nuestras ciudades ha llegado por sus
propios medios.
A nuestras
ciudades ha llegado todo tipo de fauna, sobre todo algunas aves, otras ya estaban aquí desde hace mucho
tiempo, como también estaban algunos mamíferos o reptiles.
Si hacemos
un recorrido por cualquiera de nuestras ciudades, en mi caso en la ciudad de
Zaragoza, podremos contemplar a una gran variedad de fauna.
Entre los mamíferos
que pueblan las ciudades, los más abundantes son los roedores, sobre todo
ratas, que ocupan los solares abandonados y las zonas periféricas, y de vez en
cuando podemos ver algún ratón, también
es frecuente que en estos mismos
solares encontremos conejos además en abundancia, a juzgar por la gran cantidad de excrementos que
se amontonan en sus letrinas. Con
tanto roedor no podía faltar un depredador
que frenará a tan prolíficos seres, la comadrejas, que aunque tan solo
se la puede ver en contadas ocasiones suele estar presente en la periferia de
las ciudades, otro carnívoro habitual son los gatos asilvestrados.
El parque
José Antonio Labordeta en Zaragoza, fue
inaugurado en 1929. Se puede decir que las especies vegetales que lo pueblan
están sobradamente consolidadas. Entre ellas cabe destacar las grandes
superficies de pinos piñoneros, hileras de plátanos, magnolias, tilos,
distintas cupresáceas, algunas de ellas formando setos, y una lista
interminable de árboles tanto de la Penínsulas como otros llegados de cualquier
lugar del mundo y que ocupan un lugar dentro del jardín botánico que está
situado dentro del propio parque. Este entorno de unas 40 hectáreas, es el
lugar ideal para que la fauna se instale.
Los gatos
bien podían ser un importante eslabón en
la cadena alimenticia, si no fueran alimentados desmesuradamente por los
vecinos. En la imagen uno de los gatos se alimenta de un plato con pienso.
Estos hábitos favorecen el aumento de la población de estos
felinos, dejándolos en parte al margen del ecosistema urbano.
Es frecuente
encontrase, distribuidos por parques y solares infinidad de bandejas con agua y
grandes cantidades de alimento para gatos
que son incapaces de consumir, sirviendo en ocasiones de alimento para ratas.
Aunque los
gatos estén sobre alimentados, no pueden resistir el instinto predador que
tienen, y no desprecian la oportunidad de
cazar algún pájaro o roedor que se ponga a su alcance. En la imagen restos de
palomas cazadas por gatos.
Pero aún
habiendo una altísima población de gatos, las ratas siguen siendo muy comunes
en solares abandonados y en las inmediaciones de cursos de agua.
Este mismo
escenario suelen estar presentes los reptiles, tales como lagartijas, y salamanquesas que siente predilección por muros o paredes a ser posible de piedra,
e incluso nos podemos topar con alguna culebra, que habitan la periferia de las ciudades y también los solares de nuestras ciudades y que actúan como predadores contra los roedores.
Las lagartijas se pueden ver en cualquier parte de nuestra
ciudad, a veces correteando por nuestras aceras.
Las
salamanquesas son capaces de colonizar cualquier edificio de nuestras ciudades.
En este caso una pequeña salamanquesa en una terraza. Aunque se le puede ver por el día, en los
calurosos días de verano son principalmente nocturnas.
Pero el
tipo de fauna más conocida y que más llama la atención a cualquier ciudadano son las aves, teniendo una gran muestras de ellas, siendo las más habituales la pertenecientes al orden de los paseriformes.
Aunque en
claro retroceso, el gorrión (Passer
domesticus) ha sido desde siempre el pájaro popularmente mas conocido.
Ligado siempre al hombre tanto en las
ciudades como en los pueblos.
Otro
paseriforme que suele ser frecuente y que quizás este en una ligera expansión,
es el gorrión molinero (Passer montanus).
Se diferencia del anterior en que su píleo es marrón, tiene manchas negras a ambos
lados de las mejillas y la mancha negra de la garganta no se extiende por todo
el pecho. En esta especie tanto el macho como la hembra son parecidos.
Otro pájaro que experimentó una gran expansión en
los años 60 y 70 es el estornino negro (Sturnus
unicolor), en estos momentos también en recesión. Durante la época de cría
se alimenta de insectos, mientras que en otras épocas del año causa grandes
daños a la agricultura alimentándose de cerezas, olivas, y diversos frutos
maduros. El color amarillo del pico de este
ejemplar nos indica que la foto
está hecha en época de cría.
El mirlo común (Turdus merula) y zorzal charlo (Turdus viscivorus) de la familia de los túrdidos
son dos de las especies que en los últimos años más provecho le han sacado a nuestros parques.
De las tres lavanderas que pueblan la Península Ibérica habitualmente
la lavandera blanca (Montacilla alba) es la más común, he podido constatar que en casi todas farolas de algunas de nuestras grandes avenidas habían construido su nido.
También el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) puede ser visitante
de nuestros parques y jardines, sobre todo en invierno.
Entre los
papamoscas, él mas habitual es el papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) que aumenta el número de individuos a finales
de verano y otoño debido a la dispersión de los jóvenes nacidos en el año y a
la llegada de poblaciones mas norteñas. En la fotografía un macho con el
plumaje que presentan en la época de celo.
Entre los
fringílidos posiblemente el mas común sea el verdecillo (Serinus serinus). Muy prolífico saca adelante dos o incluso puede
que tres nidadas a lo largo del año.
Los setos
de cupresáceas son entre otros el lugar ideal para que el verdecillo ubique sus
nidos.
Otro
fringílido muy común y abundante en invierno es el pinzón vulgar (Fringilla coelebs).
Aun estando
representadas en nuestros parques varias especies del genero Carduelis
quizás la mas común sea el verderón (Carduelis chloris).
Al igual
que los pájaros, las columbiformes también tienen su espacio en las zonas
urbanas. Representadas no solo por la paloma común, la paloma torcaz y la
tórtola turca están presentes en muchas de nuestras ciudades.
A sido tan
grande la expansión de la tórtola turca (Streptopelia decaocto), que es casi imposible dar un paseo por
cualquier ciudad o pueblo, sin tener la oportunidad de ver alguna.
Las palomas
torcaces (Columba palumbus) no solo aprovechan los estanques y lagos artificiales para beber, sino
que les sirve, como a otras tantas aves, para bañarse y poner a punto su
plumaje.
Entre los
córvidos la mas abundante de las aves urbanas puede ser que sea la urraca, que
años atrás se le persiguió en las zonas rurales, considerada como alimaña fue
diezmada e incluso aniquilada en muchos pueblos de nuestra geografía.
La urraca o picaraza (Pica pica), ha encontrado un ecosistema a su
medida, entre los árboles urbanos hace sus nidos y sobrevive sin ser
perseguida. Cumpliendo una excelente misión reguladora de poblaciones de
pajarillos, insectos y hasta en una ocasión vi como devoraba una pequeña rata.
En todas
las ciudades que sean atravesadas por grandes ríos, o se encuentren cerca de
embalses, sus orillas serán ocupadas por
aves acuáticas, pero tan solo la cigüeña dejará sus orillas para adentrarse en
el propio casco urbano donde construirá sus nidos en iglesias y edificios
altos.
En algunas ciudades
se les ha facilitado lugares donde ubicar sus nidos. En este caso la chimenea
de una vieja fábrica se ha conservado para tal fin, aprovechando su entorno
para construir una plaza.
Por último
agregar a esta lista, que todavía podría ser más larga, las especies que el
hombre ha introducido.
La cotorra
gris argentina (Myiopsitta monachus)
procedente del hemisferio sur, concretamente de Sudamerica, le hubiera sido
imposible colonizar nuestra Península, si no hubiera escapado de las jaulas en
que el hombre las mantenía como mascotas.
También el
pato criollo o de berbería (Cairina
moschata) prolifera en los medios acuáticos de las ciudades, en el que cría
con éxito.
Aunque
en muchos de nuestros parques se han
introducido algunas especies de cisnes, la mas común es el cisne vulgar (Cygnus olor). A pesar de ser una de las aves ornamentales que desde
hace muchos años se introducen en los jardines por su belleza y elegancia, no conozco ningún caso en el que se haya reproducido en el entono que se le ha
asignado.
Como podéis
comprobar las ciudades no están tan muertas como parece, son los ojos de los
ciudadanos los que no están habituados a observar la naturaleza que se
entremezcla con el asfalto. Así que si sentís interés por lo que os rodea, solo
tenéis que salir un domingo por la
mañana a cualquier parque de vuestra ciudad y permanecer atentos a todo vuestro entorno para
poder ver algunas de las especies que aquí os muestro y que os puedo asegurar
que no están todas.